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Lunes, 25 de Noviembre de 2024
Noviembre 22, 2015 > El Zancudo. (No mata, pero hace roncha)

La ofensiva contra Luis Alberto Medina y el silencio del PAN

Por Arturo Soto Munguía

El periodista Luis Alberto Medina, titular de Proyecto Puente, un concepto de comunicación multimedia que se transmite por Internet y, hasta el viernes pasado por la frecuencia 100.3 del Grupo Uniradio, cambia de aires y se va al Grupo Larsa Comunicaciones, que recientemente adquirió la concesión de Radio Fórmula en Sonora.

 

Medina llega como asociado de Antonio Ramos, cabeza de Larsa, un Grupo que opera las estaciones de FM: Toño 88.9; Romántica 101.1; Radio Fórmula 91.5; Sin Límites 106.7; Fiesta Mexicana 104.9; Éxtasis 92.1 y la KeBuena 1300, ésta en Amplitud Modulada.

 

El periodista registró la marca Proyecto Puente desde hace más de 5 añosy quedó autorizada desde el 30 de abril de 2013, según consta en documentación oficial de la Secretaría de Economía federal.

 

Al migrar a otro grupo empresarial, Medina se va con su marca y su equipo de trabajo, lo que ya había acordado con directivos del Grupo Uniradio, para que se quedara hasta el 15 de diciembre, mientras hacían lo conducente para contratar a quien o quienes se hicieran cargo de las tres horas que ocupaba el programa, de 6 a 9 de la mañana, de lunes a viernes.

 

Pero algo sucedió en esos días. El sábado pasado le comunicaron que a partir de este lunes ya no estaría al aire y que su lugar lo ocuparía Manuel D’Argence, un ex funcionario del gobierno padrecista, quien en otras ocasiones le había cubierto ausencias por vacaciones.

 

Ahí se comenzaron a tensar las cosas, porque Grupo Uniradio no respetó el acuerdo. Pero no paró ahí. Ese mismo sábado, se enderezó una campaña negra operada por cuentas troll que usualmente defienden las posiciones del Partido Acción Nacional  y atacan con cualquier cantidad de insultos, mentiras, infamias a cualquier voz discordante en redes sociales.

 

La maniobra fue bastante obvia en sus objetivos y sus métodos. Se trata, por un lado, de desacreditar -mediante esas cuentas que durante el padrecismo manejaron Javier Alcaraz y Javier Dagnino, entre otros-, a un periodista que migra hacia un grupo radiofónico de línea editorial más crítica y por el otro, de cobrarse viejos desencuentros del periodista con el fallidísimo asesor de imagen institucional de Guillermo Padrés, Javier Alcaraz Ortega.

 

La alusión directa a la orientación sexual del periodista, manejada con asquerosa perversón, sólo revive una vieja y sospechosa fijación de Alcaraz, que en repetidas ocasiones ha manifestado en sus cuentas de redes sociales y personalmente, a quien quiera oírlo.

 

No es extraño ese método. Durante casi todos los seis años de Guillermo Padrés, la infamia, la diatriba, la calumnia se convirtieron en política pública de comunicación social.

 

Huelga decir que el resultado fue desastroso para el gobierno. Lo único que consiguieron al proyectar a un gobierno que invade la vida privada, que inventa mentiras y hace uso de la información reservada, para denostar a sus críticos, sólo abonaron a generar el rechazo que a la postre se traduciría en una cauda de votos en contra, que terminaron echándolos de fea manera del Palacio.

 

Los operadores de esas políticas no perdieron. Al contrario, cobraron, y cobraron muy bien por ese trabajo de perfilar a Guillermo Padrés como lo más parecido a una banda del crimen organizado, campeones de la amenaza, el chantaje y la extorsión.

 

Los que sí perdieron, y mucho, fueron los panistas. No solamente perdieron el gobierno estatal y otras muchas posiciones para su partido, que siempre fue complaciente y hasta se regocijaba con esas campañas sucias.

 

También perdieron autoridad moral, ya que en su infinita genuflexión, fueron convencidos de que confrontar a toda voz crítica y tratar de acallarla con amenazas y chantajes, era lo correcto.

 

De hecho, hay ‘panistas’ que siguen regocijándose con ello. Claro, se trata de ‘panistas’ que no tienen la más remota idea de los años que le costó al PAN, a su militancia hoy olvidada, cosificada y mercantilizada a fuerza de inflar padrones, construir un proyecto de gobierno que en Sonora se fue al carajo en sólo seis años, gracias a la impericia, la ignorancia, la ineptitud y la muy probada corrupción en la que chapotearon durante ese lapso.

 

Durante la campaña fue muy socorrida esa estrategia de los panistas para construir acuerdos con una mano, mientras con la otra se madreaba a los interlocutores. El resultado está a la vista.

 

Frente a esta nueva ofensiva contra un comunicador -que no es el primero ni será el último, queda claro-, el PAN sigue guardando un silencio cómplice. Quizás alguien mañana intente un tímido lavado de manos, como lo quisieron hacer muchas veces durante la campaña electoral, sin resultados frente a la carga de las obviedades.

 

El PAN de Sonora aún está noqueado por el resultado electoral y la confirmación de que todo lo que sus gurúes de la mercadotecnia política les dijeron, fue otra más de sus mentiras. Y en esas condiciones, los que siguen operando con manga ancha son esos grupos más oscuros y retrógradas, para quienes el partido es sólo un hatajo de imbéciles a los que se les puede vender, y muy caras, estrategias de comunicación que terminan revirtiéndose.

 

Desde luego, hay panistas que sí sopesan seriamente la viabilidad de mantener a esa caterva de vividores con ínfulas de ‘estrategas’, medrando de su presupuesto.

 

No es casual que en la Asamblea Nacional que recién concluyó ayer, el propio secretario General del CEN, Damián Zepeda Vidales haya anunciado la creación de dos comisiones especiales para investigar presuntos actos de corrupción de sus militantes, y concretamente de Guillermo Padrés.

 

“Nuestro compromiso es en serio, llámese como se llame la persona, siempre hemos dicho que aquella persona que cometa un acto ilegal debe de ser procesada por las autoridades formales y por supuesto que también al interior del partido. También hemos dicho que no debemos adelantan juicios a ninguna persona”, dijo el funcionario panista.

 

También el senador panista Daniel Ávila declaró: “Sea gobernador del PAN del  PRI o del PRD o de cualquier color se tiene que aplicar todo el peso de la ley aquí. El problema que tenemos con la clase política de México, con los ciudadanos mexicanos, es que ya no tenemos credibilidad y tenemos que aplicar la ley sea quien sea, caiga quien caiga, por eso yo soy de la idea de que llámese Padrés o llámese como se llame o el apellido que tengan, si se le comprueba que hubo desvío de recursos públicos y que se robó el dinero de los sonorenses se le tiene que aplicar todo el peso de la ley. Y si hay cárcel tendrá que irse a la cárcel”.

 

Lo anticipamos en el despacho anterior: la expulsión de militantes que sólo dañan al partido, ya es tema en el PAN. Veamos en Sonora si pueden más los panistas o los padrecistas.

 

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