Nacional - Febrero 18, 2011
Cardenal culpa a gobierno e IP de engrosar al narco
Guadalajara, Jalisco a 18 de febrero de 2011.- El cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, culpó al gobierno en todos los niveles, al sector empresarial y a los sindicatos, de propiciar con violencia institucional el engrosamiento de los carteles del narcotráfico en México.
En la sección La Palabra del Pastor en la edición 733 del Semanario, publicación de la arquidiócesis tapatía que se distribuirá el próximo domingo, el purpurado advirtió que la "violencia institucional", tiene efectos dañinos en la sociedad, tanto como la "violencia de la sangre" que genera la delincuencia organizada.
"Esta violencia institucional, de efectos poco visibles pero sí profundamente sensibles y permanentes, es la que ha propiciado, como digo, la ignorancia, el resentimiento y la miseria de tantos mexicanos, que al no ver posibilidad alguna de progreso, son presa fácil para engrosar los cárteles de la droga, las agrupaciones criminales, cuyos miembros, enfrentados entre sí, se disputan las plazas y el dinero fácil y abundante, dejando una estela de violencia, sangre, crueldad, atentados y muertes cada día más abundantes, tanto de narcos y sicarios como de personas inocentes", aseveró.
En el texto, el arzobispo detalló los "pecados" del gobierno, bancos, empresas y sindicatos.
"La violencia en las instituciones se da en el Gobierno; en un Gobierno recaudador que favorece cargas impositivas cada día más duras a los contribuyentes; ese Gobierno que, además, deja impunemente sin castigo los enormes fraudes, que de manera permanente cometen muchos de los funcionarios y servidores que detentan cargos públicos en esta Nación".
"Esa violencia que también se da en las instituciones bancarias, la mayoría en manos de extranjeros, en donde hay directivos muy pulcros y bien educados, pero que contribuyen al detrimento económico del país y de aquéllos que solicitan o requieren sus servicios, haciéndoles pagar cargos desmedidos por realizar transacciones; tasas de interés muy altas en caso de préstamos, o escaso pago de los mismos, cuando de depósitos o ahorros se trata", puntualizó.
Y agregó: "También esa violencia la generan los empresarios que pagan sueldos bajísimos a sus empleados; salarios que, a veces, no alcanzan a emparejar el deterioro de la moneda por la inflación, y que, por lo tanto, van empobreciendo al trabajador hasta llegar al punto en que, en muchos casos, no les alcance siquiera para lo básico, como es la alimentación, ya no digamos para satisfacer otras necesidades".
"Esa violencia se da, asimismo, en muchos sindicatos, esos enormes cotos de poder político y económico que se crearon hace muchos años como soporte del régimen, y que ahora obstruyen, con sus "conquistas" inamovibles, el desarrollo de México".
"A esto hay que sumar la violencia de un sistema educativo que anda por los suelos porque está politizado, como lo está la principal riqueza de México, Pemex, donde también abunda la corrupción y la falta de rendición de cuentas. Y se halla, asimismo, en las instituciones de Salud, como el IMSS, tan inflexible para cobrar sus cuotas, pero tan cuestionable para dar atención y buen servicio a sus afiliados", finalizó los señalamientos.
No obstante, también propuso una solución. "No se trata sólo de salir a la calle a protestar, ni de exigir la fuerza del Estado para aplastar a los grupos de maleantes; es necesario buscar las causas profundas e ir poniendo remedio desde la raíz".
"Se requiere acabar con la impunidad institucional, hacer que brille la justicia y la honestidad de quienes integran cualquier entidad pública o de carácter privado; sólo así podrán generarse la paz y el progreso de nuestra Patria, dando la posibilidad a que cada día más mexicanos, trabajando y siendo responsables, puedan vivir, honesta, tranquila y decentemente, y no se vean empujados a engrosar las filas de la criminalidad, tal como sucede actualmente", concluyó.
En la sección La Palabra del Pastor en la edición 733 del Semanario, publicación de la arquidiócesis tapatía que se distribuirá el próximo domingo, el purpurado advirtió que la "violencia institucional", tiene efectos dañinos en la sociedad, tanto como la "violencia de la sangre" que genera la delincuencia organizada.
"Esta violencia institucional, de efectos poco visibles pero sí profundamente sensibles y permanentes, es la que ha propiciado, como digo, la ignorancia, el resentimiento y la miseria de tantos mexicanos, que al no ver posibilidad alguna de progreso, son presa fácil para engrosar los cárteles de la droga, las agrupaciones criminales, cuyos miembros, enfrentados entre sí, se disputan las plazas y el dinero fácil y abundante, dejando una estela de violencia, sangre, crueldad, atentados y muertes cada día más abundantes, tanto de narcos y sicarios como de personas inocentes", aseveró.
En el texto, el arzobispo detalló los "pecados" del gobierno, bancos, empresas y sindicatos.
"La violencia en las instituciones se da en el Gobierno; en un Gobierno recaudador que favorece cargas impositivas cada día más duras a los contribuyentes; ese Gobierno que, además, deja impunemente sin castigo los enormes fraudes, que de manera permanente cometen muchos de los funcionarios y servidores que detentan cargos públicos en esta Nación".
"Esa violencia que también se da en las instituciones bancarias, la mayoría en manos de extranjeros, en donde hay directivos muy pulcros y bien educados, pero que contribuyen al detrimento económico del país y de aquéllos que solicitan o requieren sus servicios, haciéndoles pagar cargos desmedidos por realizar transacciones; tasas de interés muy altas en caso de préstamos, o escaso pago de los mismos, cuando de depósitos o ahorros se trata", puntualizó.
Y agregó: "También esa violencia la generan los empresarios que pagan sueldos bajísimos a sus empleados; salarios que, a veces, no alcanzan a emparejar el deterioro de la moneda por la inflación, y que, por lo tanto, van empobreciendo al trabajador hasta llegar al punto en que, en muchos casos, no les alcance siquiera para lo básico, como es la alimentación, ya no digamos para satisfacer otras necesidades".
"Esa violencia se da, asimismo, en muchos sindicatos, esos enormes cotos de poder político y económico que se crearon hace muchos años como soporte del régimen, y que ahora obstruyen, con sus "conquistas" inamovibles, el desarrollo de México".
"A esto hay que sumar la violencia de un sistema educativo que anda por los suelos porque está politizado, como lo está la principal riqueza de México, Pemex, donde también abunda la corrupción y la falta de rendición de cuentas. Y se halla, asimismo, en las instituciones de Salud, como el IMSS, tan inflexible para cobrar sus cuotas, pero tan cuestionable para dar atención y buen servicio a sus afiliados", finalizó los señalamientos.
No obstante, también propuso una solución. "No se trata sólo de salir a la calle a protestar, ni de exigir la fuerza del Estado para aplastar a los grupos de maleantes; es necesario buscar las causas profundas e ir poniendo remedio desde la raíz".
"Se requiere acabar con la impunidad institucional, hacer que brille la justicia y la honestidad de quienes integran cualquier entidad pública o de carácter privado; sólo así podrán generarse la paz y el progreso de nuestra Patria, dando la posibilidad a que cada día más mexicanos, trabajando y siendo responsables, puedan vivir, honesta, tranquila y decentemente, y no se vean empujados a engrosar las filas de la criminalidad, tal como sucede actualmente", concluyó.
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