La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aseguró que la desigualdad de género aumentó considerablemente durante el confinamiento derivado de la pandemia de covid-19, pues las mujeres se vieron más afectadas en sus relaciones personales, su situación laboral y económica.

Durante la clausura virtual del 21 Encuentro Internacional de Estadística de Género, expuso que “la violencia cometida contra las mujeres aumentó y otras prácticas como la imposición de roles de género también se agudizaron”.

Recordó que diversos especialistas exigieron medidas urgentes para prevenir la violencia intrafamiliar durante el confinamiento y que los primeros datos disponibles son una confirmación a estas advertencias.

“La pandemia no desató una crisis de derechos humanos de las mujeres ni detonó una ola de machismo en sí misma, sino que estos males, que ya existían, productos de años de reproducción cultural, se acentuaron durante las medidas de confinamiento”, explicó.

Por ello, Sánchez Cordero recordó que los efectos del confinamiento no fueron los mismos para hombres y mujeres, al mismo tiempo que resaltó la brecha de género como un factor determinante para que las diferencias en la experiencia de la pandemia.

En materia laboral, la titular de la Segob retomó las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) sobre que la desocupación y el incremento de horas diarias trabajadas, la cual, ha sido mayor para las mujeres durante la crisis económica de este año.

Las encuestas de empleo mostraron que la tasa de desocupación es mayor para las mujeres que para los hombres y que las mujeres ocupadas enfrentaron un aumento de su jornada laboral en un 8.1 por ciento.

“La pandemia de covid-19 nos enfrenta a un panorama social y económico que requiere la incorporación o reforzamiento de las políticas públicas que ayuden a contener el incremento de la brecha de género, la pobreza, las violencias que viven las mujeres y las niñas de la región”, abundó.

Ante esto, agregó que ha llegado el momento para los países latinoamericanos de saldar la deuda de la región con las mujeres y las niñas, especialmente con las más pobres y que viven en mayores condiciones de vulnerabilidad. (Milenio)