Hasta 60 por ciento de quienes pretendían migrar de Centroamérica y México a Estados Unidos cancelaron o pospusieron sus planes por la pandemia de coronavirus, principalmente por las restricciones impuestas a la movilidad.

De acuerdo con el sondeo sobre los Efectos de la COVID-19 en la Población Migrante, realizado desde junio de este año a los que viajan desde América Central y México, el cierre de fronteras derivado del brote del virus a escala global ha ocasionado y ocasionará “efectos en las tendencias migratorias y en las necesidades de asistencia de esta población” y también generará numerosos migrantes varados y afectaciones en las tasas de desempleo, tanto en los países de origen como de residencia”.

La Organización Internacional para las Migraciones expone que 47 por ciento de las personas con intención de migrar pospuso el viaje debido a la pandemia y además 10 por ciento cambió de opinión y ya no quieren emigrar; mientras 43 por ciento cambió de opinión respecto a emigrar por un motivo distinto al de la pandemia. Además, 20 por ciento de los migrantes que se encuentran en otro país considera regresar a su lugar de origen en cuanto la pandemia del coronavirus se lo permita.

Por ello, la OIM advirtió que “el regreso de personas trabajadoras migrantes a sus países de origen probablemente supere la capacidad de los sectores formales e informales en aquellos países para absorber grandes números de retornados solicitantes de empleo en el mercado laboral local, debido a los efectos económicos de la pandemia”.

No obstante, la mayoría —84 por ciento— de las personas con planes de migrar en el último año, emprenderían el viaje cuando se hayan normalizado las restricciones de movilidad. 

“Ciertamente las restricciones de movilidad por COVID-19 han tenido un efecto directo en los proyectos migratorios de las personas, tanto por el cierre de fronteras, como por las medidas de cuarentena, aislamiento y distanciamiento social que se han establecido en los diferentes países de la región. Sin embargo, estas restricciones parecen solo haber retrasado posibles migraciones”, establece la OIM.

Del total de migrantes con dependientes económicos en otro país, 59 por ciento continúa enviándoles remesas, pero la mayoría, que asciende a 82 por ciento, redujo el monto del envío por falta de ingresos suficientes. De acuerdo con el sondeo, 41 por ciento dejó de enviar remesas por varias causas vinculadas a la pandemia, como la falta de recursos económicos, las restricciones para salir a hacer gestiones cotidianas, o bien por el cierre de las agencias de remesas y cierre de bancos.

Entre quienes contestaron el sondeo, 51 por ciento perdió su empleo debido a la pandemia.

Ayer la Secretaría de Salud confirmó 504 nuevas muertes por COVID-19 en México, con lo que suman 59 mil 610. El 4 de junio pasado, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, aseguró que la estimación de fallecimientos por la enfermedad, realizada por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, era de 30 a 35 mil personas, y en un “escenario muy catastrófico” se iban a rebasar los 60 mil decesos.