Al revelar un plan largamente esperado para combatir el flagelo nacional de la adicción a las drogas opiáceas, el presidente Donald Trump pidió el lunes sanciones más duras para los traficantes de drogas, incluida una la pena de muerte.

"La dureza es lo que más temen", dijo Trump.

El presidente viajó a New Hampshire, un estado devastado por los opiáceos y que también es un marcador temprano de la campaña de reelección que ya ha anunciado.

El presidente pidió ampliar la conciencia sobre la adicción a las drogas al tiempo que amplía el acceso a tratamientos y esfuerzos de recuperación probados, pero la columna vertebral de su plan es endurecer el castigo para aquellos que son capturados traficando con drogas altamente adictivas.

"Esto ya no es agradable", dijo Trump. "Se trata de ganar un problema muy, muy difícil y si no nos ponemos muy difíciles con estos concesionarios, no va a suceder, gente... quiero ganar esta batalla".

El presidente formalizó lo que siempre había pensado pública y privadamente: que si una persona en los Estados Unidos puede obtener la pena de muerte o cadena perpetua por dispararle a una persona, se debe aplicar un castigo similar a un traficante de drogas que posiblemente mate a miles.