Internacional - Marzo 15, 2011
Extranjeros entran en pánico y saturan el aeropuerto de Tokio
Tokio, Japón a 15 de marzo de 2011.- El pánico se esparce en Japón a la par de la radiactividad.
Miles de extranjeros que habían aguantado las más de 200 réplicas del terremoto de 9 grados Richter que devastó al archipiélago tras generar un tsunami buscan por todos los medios abandonar el país ante la amenaza nuclear que se agudiza, minuto a minuto, en la planta nuclear de Fukushima.
"Estaba muerto de miedo, pensé que perdía este vuelo que es el último del día, no quería estar un segundo más aquí", declaró el español Fernando Aguado de Vigo, ingeniero de profesión, al diario El Mundo.
Llegar al aeropuerto internacional de Narita es una auténtica odisea debido a la escasez de transporte y a los constantes cortes de luz que afectan a todo el territorio nipón.
Embajadas y compañías internacionales han movilizado a todo su personal para evacuar el país, pero aún hay una larga lista de espera para tomar un avión.
"El gobierno no dice la verdad de lo que realmente está pasando", expresó una ciudadana francesa antes de abordar su vuelo.
El gobierno japonés ha mantenido un discurso tranquilizador pese a que la situación en la central nuclear tiene alarmado al mundo por la gravedad del caso, que en la escala de accidentes nucleares ya ocupa el nivel 6 de siete posibles.
Japoneses mantienen la calma
Con la misma mezcla de tesón y resignación que ha permitido a Japón recobrarse de desastres en el pasado, muchos sobrevivientes de la calamidad del viernes están tratando con la mayor calma posible de ayudarse y ayudar a otros.
Después de cuatro días, apenas se ven las manifestaciones de indignación o frustración pública que suelen producirse en otros países.
Japón es una nación de 127 millones de habitantes con numerosos antecedentes de desastres, desde un terremoto en 1923 que mató a 142 mil 800 personas en la región de Tokio, hasta la entrada de la nación en la Segunda Guerra Mundial, que concluyó con las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Durante esos y otros traumas más recientes, incluso un terremoto en 1995 que dejó 6 mil 400 muertos en Kobe, los japoneses han reconstruido su país con calma y tesón.
Ahora, el espíritu nacional vuelve a ser puesto a prueba por lo que el primer ministro calificó como la crisis más grave desde finales de la guerra.
Con información de AP
Miles de extranjeros que habían aguantado las más de 200 réplicas del terremoto de 9 grados Richter que devastó al archipiélago tras generar un tsunami buscan por todos los medios abandonar el país ante la amenaza nuclear que se agudiza, minuto a minuto, en la planta nuclear de Fukushima.
"Estaba muerto de miedo, pensé que perdía este vuelo que es el último del día, no quería estar un segundo más aquí", declaró el español Fernando Aguado de Vigo, ingeniero de profesión, al diario El Mundo.
Llegar al aeropuerto internacional de Narita es una auténtica odisea debido a la escasez de transporte y a los constantes cortes de luz que afectan a todo el territorio nipón.
Embajadas y compañías internacionales han movilizado a todo su personal para evacuar el país, pero aún hay una larga lista de espera para tomar un avión.
"El gobierno no dice la verdad de lo que realmente está pasando", expresó una ciudadana francesa antes de abordar su vuelo.
El gobierno japonés ha mantenido un discurso tranquilizador pese a que la situación en la central nuclear tiene alarmado al mundo por la gravedad del caso, que en la escala de accidentes nucleares ya ocupa el nivel 6 de siete posibles.
Japoneses mantienen la calma
Con la misma mezcla de tesón y resignación que ha permitido a Japón recobrarse de desastres en el pasado, muchos sobrevivientes de la calamidad del viernes están tratando con la mayor calma posible de ayudarse y ayudar a otros.
Después de cuatro días, apenas se ven las manifestaciones de indignación o frustración pública que suelen producirse en otros países.
Japón es una nación de 127 millones de habitantes con numerosos antecedentes de desastres, desde un terremoto en 1923 que mató a 142 mil 800 personas en la región de Tokio, hasta la entrada de la nación en la Segunda Guerra Mundial, que concluyó con las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Durante esos y otros traumas más recientes, incluso un terremoto en 1995 que dejó 6 mil 400 muertos en Kobe, los japoneses han reconstruido su país con calma y tesón.
Ahora, el espíritu nacional vuelve a ser puesto a prueba por lo que el primer ministro calificó como la crisis más grave desde finales de la guerra.
Con información de AP
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