La Década de Oro (Capítulo VI)
* Jorge Pasquel, magnate visionario del beisbol
* Grandes estelares de las Ligas Negras y Cuba
* Liga “Cismática” de 1940 y el México Rojos
El beisbol mexicano de la década de los 40 se singulariza por la impactante figura del acaudalado empresario veracruzano, Jorge Pasquel, quien junto a su hermano Bernardo hizo acto de presencia en la Liga Mexicana.
Ambos magnates tenían el enorme objetivo, sin mediar costo económico, elevar la calidad competitiva del circuito, dotándolo de peloteros disponibles en el extranjero caracterizados por su gran talento y trayectoria en los diamantes.
Fue así como, en especial Jorge Pasquel, quien visitó los parques donde jugaban las Ligas Negras de EU y de ahí se trajo a México grandes peloteros que iban a registrar historia en la pelota mexicana.
Hizo lo mismo con la Liga Invernal Cubana ofreciendo a sus mejores peloteros mejores condiciones de trabajo y en estos enlaces, tuvo total éxito.
De ea forma, teniéndole al frente de la nueva aventura, pronto se avisoraron mejores tiempos para la pelota profesional de México.
Sin embargo, en 1940 el béisbol nacional iba a afrontar una situación muy difícil:
Sería el año del cisma en el béisbol Mexicano al separarse los dirigentes del circuito, formándose dos ligas diferentes.
La Mexicana se integró con el México Rojos, Azules del Veracruz, Monterrey, Torreón, Nuevo Laredo y Santa Rosa.
La otra liga fue bautizada como “Cismática”, de solo un año de vida y contó con las plazas del Águila de Veracruz, Córdoba, Agrario, Comintra y Tampico.
Impulsaban a la primera, el periodista Alejandro Aguilar Reyes, “Fray Nano”, primer presidente en 1925 del circuito y luego Alto Comisionado de la Liga Mexicana entre 1927 y 1942, así como Jorge Pasquel, quien había debutado ese año como magnate de los Azules de Veracruz teniendo como plaza a la capital del país y no al puerto jarocho de donde sacó la franquicia.
Ese año, los Gallos de Santa Rosa (hoy Cd. Mendoza, Veracruz) no pudieron mantener la papeleta y tras jugar también en Puebla y Xalapa, finalmente Chihuahua entró en su lugar.
Esa famosa “Liga cismática” finalmente recortó su temporada, concluyéndola en agosto, y se desbandó, terminando con su aventura.
De esta forma “las aguas volvieron a tomar su nivel”, por lo que aquella década del 40 se iba a convertir en una época dorada que iba a tener en 1946 su máxima expresión de calidad por la enorme cantidad de peloteros de Ligas Mayores que Pasquel iba a “cautivar” con su dinero.
Y así fue.
Los peloteros de Cuba y EU emocionaron por su forma de juego a la fanaticada mexicana convirtiéndose por su calidad en grandes ídolos, con algunos de ellos incursionando en esa década en la Liga de Sonora y la Costa del Pacífico.
En esos años los equipos de la Liga Mexicana contrataron a 63 jugadores de las Ligas Negras, cantidad cuatro veces mayor que el número de éstos que había jugado en México en 1939.
Esa cifra representaba el 20 por ciento del total de los jugadores de las dos Ligas Negras de EU.
Entre 1940 y 1944, la Liga Mexicana recibiría a grandes peloteros procedentes especialmente de Ligas Negras… y de Cuba.
Más antillanos
El 43 arribaron el cátcher Fermín Guerra (Puebla y Yucatán), el jardinero Alberto “Sagua” Hernández (Puebla), teniendo enormes campañas de .309, .395, .351, .300 y .293.
El 44 llegaron los antillanos, el receptor Salvador “Chico” Hernández (Aguila); Raúl “Socio” Navarro (Tampico); Gerardo “Babalú” Pérez (Puebla, así como Santiago Ulrico Costello, con México y Puebla.
En el 46 se vio a Myron “Red” Hayworth como gran receptor de Torreón y San Luis Potosí.
El México Rojos
Debo destacar un hecho por demás histórico en los anales del beisbol mexicano, ocurrido en 1940: El famoso “Marqués de San Basilio”, Don Ernesto Carmona y Salvador Lutteroth, crearon el equipo México Rojos.
Un glorioso equipo que después rebautizaron como Diablos Rojos, debido a su valentía y esfuerzo por el triunfo.
Dicen los antiguos cronistas que Basilio “El Brujo Rosell” dijo una vez que “peleaban como diablos” y que de ahí se derivó el mote.
Y es que cuando “Los Rojos de Carmona” saltaban al diamante del inolvidable parque Delta, electrizaban el ambiente del México de esa inolvidable década.
Los aficionados en su mayoría vestidos con saco y corbata, llenaban las primitivas gradas de madera del mencionado parque calificado en su tiempo como una catedral para jugar pelota.
Fue a las 15:30 horas del sábado 18 de mayo de 1940 cuando comenzó a funcionar el nuevo parque Delta y el México celebró su primer partido en casa.
Se dijo que entonces que el llano completo fue 12,000 fanáticos pero cuando mucho deben haber cabido unos seis mil aficionados en el lugar.
Ese histórico día los Azules de Veracruz estropearon la inauguración al ganar 3-1 al México con un duelo de serpentina en que Barney “Brinquitos” Brown superó a Leroy Matlock.
Nadie olvidará esa fecha.
La gente tuvo que ponerse hasta en el mismo terreno y la ceremonia inaugural fue luminosa. Tiró la primera bola el regente de la ciudad, licenciado Raúl Castellanos y la recibió detrás del home el presidente del circuito, licenciado Eduardo Ampudia.
Una de las mejores ovaciones de la tarde se la llevó “Fray Nano”, quien con gran fuerza e impulso fue uno de los principales responsables para que la capital tuviera nuevamente pelota de altura… y un nuevo parque.
El México de aquel día inolvidable tuvo a Pedro Pagés en la primera base, Mónaco en segunda, Patterson en la antesala, Dukes detrás de la goma, Theolic en el jardín central, Arencibia en la pradera izquierda, Romo Chávez en el right, Sutter en las paradas cortas, Matlock en la lomita.
Carmona, como manager, aplaudiendo a sus peloteros desde el cajón de coach de la antesala.
Martín Dihigo, el manager del Veracruz, puso al Leal en el jardín central, Salvatierra en el derecho, Wells en el short, él mismo en primera, Simmons en el left, Ramón Bragaña en la antesala, Conrado Camacho de catcher, Arras en la intermedia y Brown de pitcher.
Un doblete del mismo "Brinquitos" Brown y hit de Martín Dihigo produjeron dos de las carreras del Veracruz. Brown dejó en siete hits a los bateadores rojos.
El Veracruz también ganó el segundo partido 13-8, con 16 hits y un jonrón de"Popeye" Salvatierra.
Burnis Wright
Fue entonces, el 19 de marzo, cuando sucedió algo muy importante para la historia de los rojos. Se anunció que había obtenido del equipo Santa Rosa el formidable jardinero Burnis Wright.
“Will Bill”, a quien por sus notables facultades tanto a la ofensiva como a la defensiva lo llamaron “El Joe DiMaggio” de color. El México dio dos peloteros por él y cinco mil del águila.
Bill Wright fue otro de esos notables Jugadores de color que indudablemente hubieran podido actuar y triunfar en las Ligas Mayores de no haber existido la barrera racial.
Para el tercer juego de la serie inaugural en la capital, contra el potente Veracruz, se anunció que Wright ya estaría en el orden del bat Y cuando anunciaron para lanzar a Theolic Smith contra Martín Dihigo, aquello fue el acabose.
Carmona puso ocho bateadores zurdos en su orden al bat para tratar de vencer a Dihigo ¡y lo logró¡. El México ganó ese último choque 3-1 con Theolic ganando el gran duelo de serpentina.
Gran disfrute de la afición
Ahora la afición mexicana disfrutaba la presencia de Gibson, Bell, Ray Dandridge, “Wild Bill” Wright, Willie “El Diablo” Wells, Buck Leonard, Monte Irvin…
En este contexto, el historiador de beisbol John Virtue nos ofrece el dato que de 31 peloteros de raza negra representados en el Salón de la Fama en Cooperstown, siete jugaron en México en 1940: Josh Gibson, Ray Dandridge, Cool Papa Bell, Leon Day, Willie Wells, Hilton Smith y Willard Brown.
“El equipo de Pasquel contrató a más jugadores negros que cualquier otro: 13. Un periódico de la época le adjudicó a los Azules el sobrenombre de “el Águila Negra”.
Y aunque nunca antes había manejado un equipo de béisbol, Pasquel tomó las riendas y llevó a los Azules al campeonato en su primera temporada.
Por supuesto, tuvo enorme contribución de Josh Gibson, que después de firmar con el equipo quedando solo 22 juegos en la temporada bateó para un promedio de .467 e impulsó 38 carreras.
Pasquel, el gran Líder
Virtue nos dice que Jorge Pasquel ganó más que un campeonato en 1940 ya que desde su ingreso a la Liga Mexicana fue el líder, el hombre que establecía las reglas y la política.
“Por ejemplo, fue él quien ideó que los equipos entregaran sus ingresos a la liga, que luego los distribuía.
Fue un hombre visionario que se anticipó por muchos años a los esquemas del espectáculo beisbolero; él reclutaba a los jugadores extranjeros y escogía en qué equipo jugarían. Su idea, por supuesto, era evitar que un equipo económicamente poderoso dominara”.
John Virtue, en la conferencia que en anterior capítulo le dije dictó en el Recinto Sagrado del beisbol mexicano, advirtió un punto por demás interesante:
“Pasquel tenía un padrino poderoso: su amigo de la infancia, Miguel Alemán, en su
momento gobernador de Veracruz, secretario de Gobernación y, finalmente, presidente de México”.
Nomás, amigos, para que te digo que no si sí.
Contra la discriminación
Otro dato revelador que ofreció fue el hecho de que Pasquel no toleraba la discriminación contra los peloteros negros.
Para la temporada de 1944 había contratado al gran Rogers Hornsby para manejar a los Azules y en temporada, varias veces le preguntó el por que no ponía a Bregaña en la alineación.
Por fin, Hornsby le contestó:
“No acostumbro usar negros en mi equipo”. No dijo negros sino niggers, una palabra más ofensiva en inglés. Pasquel lo despidió y lo puso en un avión para los Estados Unidos ese mismo día”.
“Mamerto” Dandridge
Ray Dandridge fue otro de los grandes héroes de los Azules que en 1940 había armando el magnate Jorge Pasquel; un trabuco que se caracterizó por su poderío y grandeza al contar con un elenco de estrellas que a la postre son inolvidables.
Los viejos aficionados le recuerdan y al paso del tiempo le guardan gran admiración por la clase de pelota y espectáculo que brindaba.
Ray Dandridge abandonó a las Aguilas (Eagles) de Newark en agosto de 1939 para entrar a un nuevo escenario: el béisbol de la Mexicana de Verano.
Del 40 al 48, exceptuando el 44, era un real peligro como bateador y la prueba está en ese más que excelente .348 de promedio global que acumuló en el circuito veraniego.
Y dentro de esa gran travesía, el 48 fue el campeón bat, con .373.
Además siempre dio cátedra de fildeo: Está calificado como uno de los infielders que más rápidamente se deshacían de la pelota para hacer jugada en cualquier base.
En 1943 fue el mejor patrullero de la intermedia, con Azules y luego con el Club México ganó el primer lugar de fildeo de los shorstops por tres años seguidos: 1945-46-47.
También brilló en la Liga de la Costa del Pacífico en la campaña de 1948-1949 con los Arroceros de Cd. Obregón, para quienes bateó .317.
De hecho, con su presencia en este beisbol invernal puso fin a su carrera en parques mexicanos porque de aquí saltaría a jugar a equipos de Doble A en Estados Unidos
Josh Gibson y Buck Leonard, fueron dos de los ejemplos más notables que llegaron a nuestro beisbol para demostrar su grandeza e inmensidad.
Como ya apunté, Gibson en 1941 jugando para los Azules de Veracruz, en su segunda temporada, implantó el récord de 33 jonrones que fue la marca a vencer durante muchos años, además de batear un tremendo .374, producir 124 carreras y lograr un altísimo slugging de .754.
Ese año, junto a Gibson jugaban Ray “Mamerto” Dandrige, quien bateó .367; Agustín “Pijini” Bejarano, (.366) y Willie “El Diablo” Wells (.347). Por supuesto que Azules se coronó pero fácil, arriba 13.5 de ventaja sobre los Diablos Rojos de México.
Hay algo más:
Leonard y Paige, de acuerdo a la Sociedad de Investigadores del Béisbol de EU, encabezan a los peloteros más notables de las Ligas Negras. Luego les siguen: Cool Papa Bell, Oscar Charleston, Rube Foster, Joshua Gibson, Pop Lloyd y Martín Dihigo… ¡nomás!
En 1942, Monte Irvin estuvo en plan grande: fue campeón bat con .397 jugando para los Azules de Veracruz. Además conectó 20 cuadrangulares y produjo 79 carreras.
(Continuará).
beisrubio@gmail.com