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Jueves, 18 de Abril de 2024
Noviembre 14, 2011 > Diga que yo lo dije

A los políticos la muerte los vuelve más odiosos ¡les brotan virtudes que jamás tuvieron! ¿Ajá y?

Por Juana María OlguínEl secretario de gobernación medio acababa de aprender a hablar en público sin tener que leer, cada línea en tarjetas ahora es un héroe que “trabajo por el país” ¿Ahora podrán volver a Baja California los defensores de derechos humanos perseguidos por éste?

Otra vez funerales de Estado, toda la pompa fúnebre para los caídos, para el amigo, confidente y fiel hombre que “trabajó en bien de la nación”. No sé de donde salen tantas virtudes del señor que sufrió un “accidente”. Ajá ¿Y? Otro evento  sospechoso de principio a fin. Y cierto lamentable que muera él como igual que hayan asesinado a 50 mil mexicanos, todos ellos tan inocentes como el mismísimo funcionario federal, pero las cercanías a unos y las lejanías de los otros, a los convierte en narcos, tiradores de droga, roba carros y a los hombres de Calderón, héroes nacionales. Ah “chingao” tanto así.

Crearan que todavía estamos con calzones de manta amarados a la cintura y corriendo casi bichis por la pradera ¿adio? Y mañana elecciones en Michoacán para coronar gobernadora a la hermanita Calderón. Que la lana ha brotado en manos de la mujercita ésta en una forma descomunal. ¿No andarán mis impuestos y los de ustedes allá “trabajando”, por los intereses de la “nomenklatura panista”. Sí seguro que nos van a pedir permiso y por escrito.

Ni la muerte salva de la mala vibra y el repudio que ya casi es generalizado en todo el país contra Felipe Calderón. Es que con la pena, es imposible no odiarlo, no sentir cólera, profunda ira cuando lo ves con su cara compungida, casi al punto del sollozo pero hacer una cadena nacional,-enlazar a toda las televisoras y las radiodifusoras-  para decir lo que a esas alturas del día de ayer viernes ya era más que asunto público, la caída del helicóptero y el reconocimiento de que no había sobrevivientes.

Cuando ves a ese hombre que llora la muerte de alguien, cuando casi solloza al pronunciar el nombre de su amigo y cercano colaborador, con ganas de abrir un boquete en mi televisión para estamparle en su cara la verdad que en distintos tonos y diversas formas se le ha querido hacer ver a éste pusilánime de presidente y es, ese dolor profundo que te carcome las entrañas, esa sensación de impotencia, de incapacidad…ese es el tamaño del daño que has provocado tú amigo, sí tú a la familia de los 50 mil asesinados en México y quienes tienen que lidiar con tú soberbia de insistirles que vas muy bien, que ese es el camino correcto.

A eso sumen los cuerpos de los desaparecidos que dicen que son miles ¿dónde están? ¿Nadie los busca? Esa tiene que ser una mala vibra que Calderón y el resto de gobernantes no se quitarán ni con todo el dinero, ni con todo el oro que…ese oro, la plata, el cobre…ese que un día era de la nación y que cambió de dueño. A qué horas. Entre muerto y muerto.

El México real, de éste país putrefacto, nauseabundo es como lo que nos receta una vez más una de tantas entidades de la nación que hacen el gran mosaico y le llamamos pomposamente República. Juar. Jorge Torres McGregor, sobrino del gobernador de Coahuila fue asesinado, tenía 40 impactos de bala utilizadas para los llamados cuernos de chivo, según informó el Fiscal del estado.

El titular de la dependencia, Jesús Torres Charles, informó que hasta ahora hay dos hipótesis sobre este crimen: que Torres McGregor haya sido confundido con un policía o que se trate de una venganza por la participación de las autoridades estatales en la lucha contra la delincuencia organizada.

Lo “curiosito” del asunto es que “viajaba en un automóvil oficial con placas de la Secretaría de Finanzas del estado” y en lugar de que alguien nos explique porque chingados un carro de gobierno lo trae la “parentela ampliada” del ejecutivo estatal, noooooooooooooooooo, resulta que hasta de eso lo volvieron “víctima” ¿porqué? Por culpa de ese vehículo propiedad del gobierno, un bien público, que pertenece al pueblo, “pudo ser la causa para que los agresores lo confundieran con un policía” y entonces murió por… ¿usar un carro por máximo y desvergonzado nepotismo?

Será el sereno, pero para las pulgas de las procuradurías estatales y ni se diga la federal, a estas alturas los medios de comunicación ya tendrían la radiografía de todos los delitos cometidos por el muerto, “ósea, pero ¿Qué ondas güey” es de la clase política y el otro es pariente del monarca estatal, ops, por eso hay respeto a los caídos, duelo profundo, minutos de silencio.

Sátrapas, buenos para nada al pueblo de México le deben años de silencio, honores y más honores y declaraciones de héroes y heroínas por aguantar a pies juntilla a todos los malvivientes  y traidores que en mala hora arribaron a los gobiernos y a las representaciones legislativas ¿para qué? ¿Para qué solo se aliaran a los poderes facticos y terminaran de chingar a la nación?

Cada ser humano muerto en este sexenio duele, sea quien sea. Descansen en paz todos los muertos de ésta administración federal, seguramente otras víctimas mal llamadas “daños colaterales” de una estrategia fallida, de un estado fallido, de un presidente fallido, ingenuo e inepto.

Superchería, mitos, necesidad de encontrar una forma de tranquilizar el alma, todo se juntó en correos electrónicos y todo tipo de información difundida vía internet para que en el minuto 11 de la hora 11 de este 11/11/11. En un país con sospechas grandes, no ocupamos de esas coincidencias “curiosas”, aquí nos rebasa todo: El miedo al gobierno, la certeza única de que pueden dañarte, arrancarte la vida y luego montar el “show” con una triste cartulina gacha a un costado de tu cadáver donde se lee que eras líder de un cártel. Con todo esto nuestra capacidad de asombro está saturada, bien por los que todavía se entretienen con “finales del mundo”.

El obispo de la Diócesis de Coahuila, Raúl Vera López no se anduvo por las ramas y pidió a Calderón explicaciones puntuales por la muerte de Juan Camilo Mouriño y José Francisco Blake Mora, quienes murieron en circunstancias semejantes. “Con el señor Mouriño nos dijeron que era un accidente… desde entonces podrían haber mejorado las cosas (pero) ahora otra vez. Pues ya revisen la estructura; revise qué responsabilidad tiene, señor presidente, revise su función…”, puntualizó.

El prelado añadió que el Ejecutivo federal tiene al país “prendido de alfileres y totalmente desarticulado”, al actuar “como un dictador que no escucha lo que su nación le está diciendo”, para frenar la violencia que se extiende por el territorio nacional, mientras que dentro de su gobierno ya tampoco hay seguridad. “Pensando en que fue un accidente…para saber a qué le tiramos… da la impresión de que en este país cualquiera de nosotros puede quedar muerto pasado mañana”, dijo.

Lo único alentador es que ya falta poquito.

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