Noviembre 3, 2011 > Diga que yo lo dije
Por Juana María OlguínÉl panteón del Palo Verde lucía tan vacío que si no hubiera dos policías y una vendedora de flores en la entrada, aquello sería un día cualquiera. Y los idiotas insisten en creerse las grandes heroínas y héroes de nuestra pequeña patria. Ratas inmundas.
Pero además estar justo en el panteón de la Colonia Palo Verde, en esas calles aún de tierra, sí, aún de tierra, a la espera de que los den por vivos y les regalen un poco de pavimento. Las casas se ven tan tristes. Me recordó mis permanentes lamentos e interrogantes de porque a pesar de que ese barrio es uno de los más antiguos de Hermosillo, -fundado primero como Ejido y como un proyecto de elaboración de ladrillo-, pero sentí estremecimiento y pesar porque el tiempo se ha detenido para esos vecinos de la zona, como si ellos no merecieran ser aceptados como ciudadanos aún.
Todavía están de tierra esas calles aledañas al panteón del Palo Verde ¿Cómo fue que sucedió tal cosa? Si algo recuerdo de ese barrio y los primeros pobladores era su bravura y la forma tan airada en que reclamaban sus derechos a servicios, a acciones que mejoraran ese espacio de vida. Luego simplemente el tiempo se detuvo.
El drenaje ingresó a esa colonia en la década de los 90, ¡Treinta años después!! Cuando otros asentamientos humanos ya tenían todas las prestaciones a que está obligado el gobierno para con sus habitantes.
Recuerdo las noches en que los chiquillos nos arremolinábamos junto a nuestros padres, como cómplices de alguna actividad clandestina, la reunión era para escuchar a través de un viejo aparato de transistores Radio Habana y enterarse de lo que ocurría en Cuba. Quizá ese pequeño medio de comunicación hacia a aquellos guerreros soñar con un día en que la revolución de aquella pequeña patria llegaría a nuestras tierras aztecas y entonces…Ayer volví a mi pequeña “aldea”, sigue abandonada o igual, sus rezagos son tan grandes que no alcanza ninguna administración a pagarnos lo que nos deben.
¿Dónde quedó aquel grupo de hombres y mujeres guerreros? Primero se los tragó el PRI, los hizo sus soldados ¿a cambio? De Nada, ahora no soporto la terrible confirmación de que toda esa zona se ha convertido al PAN. No es posible que el agua y el aceite se combinen. Así no funcionan las reglas mínimas y elementales de la conciencia de clase… Y mi aldea sigue abandonada o insisto es tanto el rezago que con un poco de pavimento no nos pagan el abandono histórico sobre esa comunidad.
El panteón del Palo Verde lucía limpio en todos sentidos, no había basura pero tampoco gente. Sin la unidad de la policía y los dos oficiales que mitoteaban con singular alegría y una sola vendedora de flores, aquello hubiera sido un día “x”. E inmediatamente empiezas a imaginar qué puede pasar ahora para que los vivos olviden a sus muertos la respuesta es sencilla: Es la carestía, es la pobreza, es la insuficiencia en el presupuesto y por supuesto lo indiferentes que nos hemos vuelto en esta sociedad cada vez más banal, más frívola, superflua y adicta a drogas de lo más diversas.
Hoy iré nuevamente al panteón debo ir a la tumba de mi hermano, Jesús Antonio Olguín quien fue asesinado hace 15 años por un paria social de esos que tanto pululan en cualquier esquina, en cualquier zona. Totalmente drogado el imbécil le arrancó la existencia a mi “Chapo”, quien apenas alcanzaba los 22 años. Son dolores tan grandes y más cuando encima eres revictimizado por el corrupto sistema judicial, después por el sistema carcelario. Por si quieren saber, el malandro ya está de vuelta en su hogar, con su familia, solo estuvo preso 4 años y debe asaltar a todos los que se le atraviesen porque no sabe hacer otra “cosa”.
Ayer me tocó ir a ver el sitio donde yace el único ser humano que nos quiso tanto a mí y a mis hermanos cuando niños, mí querido y jamás olvidado, Francisco Robles Cota, mi tío “Pancho”, en realidad fue mi cómplice en todo. Mis ilusiones eran para él obligaciones que tenía que cumplir por costosas que éstas fueran. Ambos rindieron tributo a la madre tierra.
Los muertos, nuestros muertos los hemos olvidado porque ya es una pesadumbre mantenernos vivos nosotros, con todas las implicaciones que de ello emana. Insisto solo la estúpida clase política niega lo obvio, lo evidente que cada día la comunidad se vuelve más pobre, que los salarios son de miseria, máxime para lo costosa que es la vida en Sonora. Sí, trabajadores pobres, líderes sindicales millonarios ¡Yea!!!
Los diputados, senadores, gobernantes sonorenses se tiran un gas intestinal y ellos solos se lo festejan, que ternura dan, la única esperanza es que sí solo existimos como credencial de elector, muy bien ya llegará el día en que me haré justicia con mi identificación que me dio el Instituto Federal Electoral (IFE) ¿Y tú tendrás el valor ó…? Basta. Lo único bueno es que ya falta poquito.
Los panteones ¡¡totalmente vacios!! Ante la crisis los muertos…después primero los medio vivos
Pero además estar justo en el panteón de la Colonia Palo Verde, en esas calles aún de tierra, sí, aún de tierra, a la espera de que los den por vivos y les regalen un poco de pavimento. Las casas se ven tan tristes. Me recordó mis permanentes lamentos e interrogantes de porque a pesar de que ese barrio es uno de los más antiguos de Hermosillo, -fundado primero como Ejido y como un proyecto de elaboración de ladrillo-, pero sentí estremecimiento y pesar porque el tiempo se ha detenido para esos vecinos de la zona, como si ellos no merecieran ser aceptados como ciudadanos aún.
Todavía están de tierra esas calles aledañas al panteón del Palo Verde ¿Cómo fue que sucedió tal cosa? Si algo recuerdo de ese barrio y los primeros pobladores era su bravura y la forma tan airada en que reclamaban sus derechos a servicios, a acciones que mejoraran ese espacio de vida. Luego simplemente el tiempo se detuvo.
El drenaje ingresó a esa colonia en la década de los 90, ¡Treinta años después!! Cuando otros asentamientos humanos ya tenían todas las prestaciones a que está obligado el gobierno para con sus habitantes.
Recuerdo las noches en que los chiquillos nos arremolinábamos junto a nuestros padres, como cómplices de alguna actividad clandestina, la reunión era para escuchar a través de un viejo aparato de transistores Radio Habana y enterarse de lo que ocurría en Cuba. Quizá ese pequeño medio de comunicación hacia a aquellos guerreros soñar con un día en que la revolución de aquella pequeña patria llegaría a nuestras tierras aztecas y entonces…Ayer volví a mi pequeña “aldea”, sigue abandonada o igual, sus rezagos son tan grandes que no alcanza ninguna administración a pagarnos lo que nos deben.
¿Dónde quedó aquel grupo de hombres y mujeres guerreros? Primero se los tragó el PRI, los hizo sus soldados ¿a cambio? De Nada, ahora no soporto la terrible confirmación de que toda esa zona se ha convertido al PAN. No es posible que el agua y el aceite se combinen. Así no funcionan las reglas mínimas y elementales de la conciencia de clase… Y mi aldea sigue abandonada o insisto es tanto el rezago que con un poco de pavimento no nos pagan el abandono histórico sobre esa comunidad.
El panteón del Palo Verde lucía limpio en todos sentidos, no había basura pero tampoco gente. Sin la unidad de la policía y los dos oficiales que mitoteaban con singular alegría y una sola vendedora de flores, aquello hubiera sido un día “x”. E inmediatamente empiezas a imaginar qué puede pasar ahora para que los vivos olviden a sus muertos la respuesta es sencilla: Es la carestía, es la pobreza, es la insuficiencia en el presupuesto y por supuesto lo indiferentes que nos hemos vuelto en esta sociedad cada vez más banal, más frívola, superflua y adicta a drogas de lo más diversas.
Hoy iré nuevamente al panteón debo ir a la tumba de mi hermano, Jesús Antonio Olguín quien fue asesinado hace 15 años por un paria social de esos que tanto pululan en cualquier esquina, en cualquier zona. Totalmente drogado el imbécil le arrancó la existencia a mi “Chapo”, quien apenas alcanzaba los 22 años. Son dolores tan grandes y más cuando encima eres revictimizado por el corrupto sistema judicial, después por el sistema carcelario. Por si quieren saber, el malandro ya está de vuelta en su hogar, con su familia, solo estuvo preso 4 años y debe asaltar a todos los que se le atraviesen porque no sabe hacer otra “cosa”.
Ayer me tocó ir a ver el sitio donde yace el único ser humano que nos quiso tanto a mí y a mis hermanos cuando niños, mí querido y jamás olvidado, Francisco Robles Cota, mi tío “Pancho”, en realidad fue mi cómplice en todo. Mis ilusiones eran para él obligaciones que tenía que cumplir por costosas que éstas fueran. Ambos rindieron tributo a la madre tierra.
Los muertos, nuestros muertos los hemos olvidado porque ya es una pesadumbre mantenernos vivos nosotros, con todas las implicaciones que de ello emana. Insisto solo la estúpida clase política niega lo obvio, lo evidente que cada día la comunidad se vuelve más pobre, que los salarios son de miseria, máxime para lo costosa que es la vida en Sonora. Sí, trabajadores pobres, líderes sindicales millonarios ¡Yea!!!
Los diputados, senadores, gobernantes sonorenses se tiran un gas intestinal y ellos solos se lo festejan, que ternura dan, la única esperanza es que sí solo existimos como credencial de elector, muy bien ya llegará el día en que me haré justicia con mi identificación que me dio el Instituto Federal Electoral (IFE) ¿Y tú tendrás el valor ó…? Basta. Lo único bueno es que ya falta poquito.