Las fases de precampaña e intercampaña de la elección presidencial han dejado cómo están operando y cómo están conformados los equipos de los tres candidatos presidenciales punteros.

Del lado de Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la coalición MORENA-PT-PES, han estado visibles algunos integrantes del equipo que apoyan a su candidato en diferentes situaciones y temas. Lo mismo se ve a Tatiana Clouthier que a Alfonso Romo defendiendo al “Peje” en debates y entrevistas con medios de comunicación.

Inclusive otros candidatos de MORENA a diferentes cargos salen seguido en su defensa; pero más lo defienden los millones de seguidores que tiene por todo lo largo y ancho del país, que creen en él ciegamente.

Por el lado de José Antonio Meade, candidato de la coalición PRI-PVEM-PANAL, en cada uno de los cuartos de guerra que tiene hay un grupo de voceros que recorren todos los días los medios de comunicación, ocupando los espacios que no aprovechan los demás contrincantes, en los que además de resaltar las cualidades personales de Meade, atacan con fiereza a López Obrador y a Ricardo Anaya.

Meade tiene en su equipo a verdaderos perros de pelea, como el ex panista y ex priista que vuelve al redil, Javier Lozano Alarcón; así como el propio presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, y el coordinador general de la campaña Aurelio Nuño Mayer, por mencionar a unos cuantos, porque también hay senadores y diputados federales que intervienen haciendo las veces de voceros.

Y por si fuera poco, cuenta con un enorme equipo de personas que trabajan las redes sociales con singular intensidad para ponderar las virtudes de Meade y atacar sin piedad a los contrarios, además de un muy amplio sector de medios de comunicación que lo apoyan y le dan cancha.

En lo que respecta a Ricardo Anaya, candidato de la coalición Por México al Frente, conformada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, hasta hoy ha dejado ver que su lado flaco es la falta de equipo y de voceros que hagan campaña y defiendan a su candidato.

Anaya ha sido objeto de un despiadado despliegue del aparato de Estado que busca aniquilarlo con señalamientos que si bien no tienen futuro jurídico sí causan un gran impacto mediático, como la más reciente acusación de supuesto lavado de dinero, en la que un empresario queretano al que la PGR acusa de lavador, Manuel Barreiro Castañeda, le compró una nave industrial a Ricardo Anaya.

Algunos panistas han acusado que en este caso estamos ante un evidente y descarado uso político-electoral de una institución gubernamental como la Procuraduría General de la República (PGR) por parte del gobierno federal y del PRI, donde a como dé lugar quieren restarle votos al abanderado de Por México al Frente y a la vez tratar de subir en las preferencias al candidato del PRI, José Antonio Meade, que sigue hundido en el tercer lugar de las preferencias.

Y la creencia de que el PRI está usando políticamente a la PGR radica en la inusual prestancia que ha tenido esa dependencia federal para hacer eco de los señalamientos de dos individuos detenidos por lavar dinero y que por lograr un tratamiento privilegiado de sus condenas fácilmente se prestan a declarar que Ricardo Anaya sabía de la procedencia al perecer ilícita de los recursos con que le compraron su bodega.

Y casualmente junto con esa acusación que le hacen a Anaya, solicitan apegarse al controvertido programa de testigos protegidos. Muy fácil.

Esta rapidez con que opera la PGR contra un candidato presidencial de la oposición, contrasta con la manera en que las autoridades actúan contra los líderes de los cárteles del narcotráfico y para muestra está la detención del cabecilla del Cártel del Golfo que mucho se publicitó esta semana, para que al final fuera liberado sin siquiera pisar la cárcel.

Suena muy espectacular leer los encabezados en los medios de comunicación que dicen “Acusan a Ricardo Anaya de lavar dinero”, o esa de “Ricardo Anaya es lavador de dinero”; pero al final, el primer Juez que conozca del caso, si es que hay interés realmente de llevarlo a juicio, declarará que no hay elementos para vincular a proceso al candidato del Frente.

A propósito, ¿qué resultados ha dado la PGR para quitarles a los narcos y a sus prestanombres, las millonarias ganancias que les deja el tráfico de drogas en dinero y en propiedades?

¿Ya aseguró los ranchos, hoteles, empresas y cuentas bancarias de los líderes del Cártel de Sinaloa, del Jalisco Nueva Generación, de los Zetas, los Golfos, Guerreros Unidos, Beltrán Leyva, y de los demás?, ¿cuánto dinero y empresas le quitó al Chapo Guzmán antes de mandarlo a Estados Unidos?, ¿cuántos bienes y dinero le ha asegurado al Mayo Zambada y al Mencho Oceguera?

Esos son sólo ejemplos que muestran los contrastes de lo que han hecho contra los narcotraficantes y la manera en que están actuando en estos señalamientos contra Anaya.

Ricardo Anaya está sometido a un intenso fuego mediático atizado por el PRI y su ejército de voceros, mientras que del lado del panista se evidencia una total carencia de equipo, está solo, no hay coordinador de campaña ni voceros que salgan a medios a contener la embestida.

Fue el propio Anaya quien salió a desmentir estas acusaciones, en entrevista con Carlos Loret de Mola, que para variar no lo dejaba contestar queriendo limitarlo a responder sólo un sí o un no a sus preguntas, como abogado que interroga a un testigo.

Anaya dijo a Loret que se trata de “un golpeteo que se da en campaña; estos señalamientos son parte de una guerra sucia del PRI, porque la campaña de su candidato está en ruinas y creen que dañando a otros candidatos van a subir”.

“Es francamente absurdo y de risa loca afirmar que amenacé a personas que no conozco y con quienes jamás he tenido trato alguno, según el dicho de su propio abogado”, declaró el candidato del Frente a los conductores de Televisa, y dijo que evaluaría en qué términos se dio la declaración del abogado de los acusadores, para decidir si procede por la vía legal en contra de quienes lo señalan

Hasta la próxima, cuídense y sean felices.

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