Enero 12, 2013 > La Grilla
Por Hector Froylan CamposCuando Sonora vive el más gélido de los inviernos de las últimas tres décadas, una protesta ciudadana hierve en la plaza y está a punto de ebullición: #LaMarchaDeLosMalNacidos.
Parida por usuarios de las redes sociales –Twitter y Facebook— la etiqueta ha servido para animar e incitar la manifestación callejera que tendrá lugar este domingo 13 en Hermosillo, Ciudad Obregón, Nogales, San Luis Río Colorado, Navojoa, Guaymas, Caborca, Puerto Peñasco y otras ciudades del estado, en repudio al desnaturalizado progenitor que asestó un despiadado varapalo a la economía de los hogares sonorenses: el impuesto a la tenencia vehicular.
Y gracias a ese descontento popular que desató el gobernador Guillermo Padrés Elías con su agresiva y desmedida política fiscal que este año pretende exprimir a los bolsillos de los sonorenses más de 2 mil 700 millones de pesos con nuevos tributos y aumentos en servicios, la resistencia civil alcanzó el clímax el pasado Día de Reyes durante una caravana vehicular en la que participaron familias enteras a bordo de más de 5 mil automóviles.
A cómo está la efervescencia, se prevé que este día no será la excepción. Incluso, las réplicas del alzamiento citadino que se realizarán simultáneamente a media tarde en los principales centros urbanos de la entidad, habrán de trascender más allá de nuestras fronteras.
De hecho, todo parece indicar que la #LaMarchaDeLosMalNacidos adquirirá carta de residencia como una rebelión social sin precedentes en la historia de Sonora.
Y es que, aquello que inició en los días de la pascua navideña con despistados plantones frente a las desiertas sedes del gobierno (Legislativo y Ejecutivo), se ha tornado en un movimiento popular que cada vez más suma miles y miles de personas hartas no sólo por el voraz apetito recaudador de la administración panista, sino también por la documentada soberbia con que suelen ignorar las voces discordantes; por su proclividad al ejercicio autoritario del poder y no se diga el escandaloso rosario de corruptelas impunemente expiadas por un régimen que –dicho coloquialmente— dejó la Iglesia en manos de Lutero.
El 29 de diciembre escribí en este mismo espacio lo que presumí, según el clásico, sería la crónica de una rebelión anunciada. “A partir de los primeros días del nuevo año, no serán cientos, sino miles los ciudadanos que tomarán las calles para persistir en una protesta que a todas luces se antoja legítima y justa”. Así comencé mi despacho dominical.
Aclaro que no es papel del periodista asumir poses de pitoniso, ni chamán, ni nada que se asemeje a esas raras especies del género humano. Creo que para ir al encuentro con la racionalidad que asiste a la cruzada ciudadana, basta con pulir el sentido común, alertar el tímpano y despojarse de telarañas y prejuicios políticos que invariablemente nublan la objetividad del juicio.
Porque verá Usted: tampoco resulta ser una graciosa concesión o circunstancia casual el nivel de intensidad con que ha venido creciendo la protesta de la gente, al margen de credos, filias, fobias, estratos, mal nacidos o no. Es evidente que con la voluntad y la voz de cada uno de los marchantes se nutre la movilización y el reclamo auténtico que no puede, que no debe ser ignorado por los gobernantes.
Y eso es precisa y llanamente lo que ocurrió. Durante la semana que recién terminó, dos hechos avivaron la animosidad de los alzados del grupo NO más Impuestos: el sentimiento de frustración con que abandonaron el Congreso luego de confirmar que la mayoría de sus representantes populares no está dispuesta a modificar una sola coma de la legislación hacendaria, ni mucho menos de la Ley de Ingresos que se aprobó hace exactamente un mes.
Pero lo que excitó aún más el espíritu de lucha de los sublevados tributarios, ha sido la arrogante, insensible y ofensiva respuesta que obsequió el gobernador Padrés a quienes, en uso de su legítimo derecho a protestar y disentir, se oponen al pago de la tenencia vehicular; un impuesto revivido aquí con otro disfraz y mucho más gravoso con respecto al que sepultó el presidente Felipe Calderón poco antes de que –gracias a Dios— abandonara el poder.
Como ya es público y notorio, el discurso, los argumentos y las declaraciones que el mandatario planteó en su estrategia mediática para arropar y sustentar la defensa de su postura de no dar ni un paso atrás en el tema de la carga impositiva (sucintamente conocida como COMUN), tuvo un efecto bumerán a grado tal que el recuento de los daños es todavía incalculable.
Y fue nada menos que uno de sus partidarios, el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, el primero en desvirtuar los alegatos de Padrés. Horas antes de que el sonorense desfilara por los noticieros de las televisoras locales, el jaliscience había hecho jiras la tiara con que aquel postulaba el evangelio del Nuevo Sonora mientras alertaba a sus fieles sobre las consecuencias de imitar malos ejemplos, en obvia referencia a los desastres financieros que han sumido en la quiebra a entidades como la Perla Tapatía, otrora fortaleza de la economía nacional.
Palabras más palabras menos, González Márquez increpó a su homólogo que el gobierno de Jalisco había invertido más de 50 mil millones de pesos en infraestructura sin necesidad de aumentar impuestos, ni cobrar tenencia. ”Eso es eficiencia”, refutó en su cuenta de twitter. Por la misma vía, Padrés evadió la polémica. Intentó aclarar el sentido de su crítica. Ofreció disculpas. Y apechugó el ridículo.
Previo a este affaire, el Ejecutivo se encaró con la prensa. Cuando un reportero aludió en su cuestionamiento sobre el amago que hicieron los integrantes del movimiento NO más Impuestos de boicotear la Serie del Caribe, el gobernador Padrés objetó que un sonorense bien nacido no haría eso.
Como si no existiesen suficientes agravios para mantener vigente el malestar de la ciudadanía, las palabras del Ejecutivo cayeron como puñado de sal sobre una herida abierta.
Al final del día, arribo a la convicción plena de que ha sido la ceguera, arrogancia, insensibilidad y tozudez política del mandatario lo que felizmente alumbró el surgimiento de una casta ciudadana cuya conciencia de lucha los une, los fraterniza, los hermana con un mismo fin, bajo un mismo techo y como una sola familia: Los Mal Nacidos, hoy por hoy, actores estelares de la primera rebelión social en el Sonora del Siglo XXI. ¡Quién lo hubiera pensado!
Manco el STJ: se fue Islas Contreras
Ignacio Islas Conteras, el más longevo en el cargo de magistrado propietario del Supremo Tribunal de Justicia (STJ), al parecer, ya se marchó a casa. Fieles al hermetismo con que invariablemente manejan los asuntos de la res pública, ni en el gobierno padrecista, ni en la judicatura sonorense se ha dicho una sola palabra sobre las razones que esgrimió el notable abogado para poner fin a una larga trayectoria en el aparato impartidor y administrador de justicia. Hasta donde se sabe, la ausencia definitiva empezó a cobrar vigencia desde el lunes pasado. En los círculos políticos y la abogacía mucho se habló sobre la inminente salida de Islas Contreras, un funcionario que sobradamente reunía los requisitos para jubilarse. La sorpresiva despedida del ahora ex presidente del STJ, Max Gutiérrez Cohen, aumentó la sospecha de que aquel le seguiría los pasos apenas llegara el relevo. Con una carrera judicial que inició hace 40 años como secretario en un Juzgado de Navojoa, el togado tuvo un efímero paso por la presidencia del máximo órgano jurisdiccional del estado. Es decir, ocupó desde el más modesto hasta el más alto cargo al que puede aspirar un profesional del Derecho al servicio de la judicatura. Por los motivos que sean, una versión no confirmada es que Islas Contreras negoció y amarró una jugosa prerrogativa económica antes de aceptar y/o tomar un merecido descanso por los años que le restan de vida. Pero no sólo eso: hay quienes revelan que la pensión vitalicia otorgada en el gobierno de Armando López Nogales (algo así como 30 mil pesos mensuales adicionales a sus percepciones salariales) fue destrabada después de habérsele retenido por casi 9 años y con efectos retroactivos hasta el último día de labores. Cierto o falso, merecido o no, la verdad es que con la partida del jurista se ha desprendido una de las columnas que sostuvieron a la institución como paradigma de la honestidad, imparcialidad, dignidad e independencia. Con el bochornoso y controversial episodio que protagonizaron el gobernador Padrés, la sumisa bancada parlamentaria del PAN y quien ahora funge como titular del Poder Judicial, Juan Sebastián Sotomayor Tovar, los presupuestos que dignificaron y ennoblecieron la imagen del STJ fueron literalmente dilapidados con el asalto a la judicatura. ¿Qué sigue ahora? Bueno, en primer término, lo deseable es que jamás vuelva a repetirse esa amarga historia. Es evidente que en los próximos días se habrá de “cocinar” –si no es que ya lo hicieron— una nueva propuesta para ocupar la magistratura la cual deberá turnar al Legislativo. En ese sentido, uno de los más firmes prospectos es el licenciado Martín Abril Duarte, actual presidente del primer tribunal regional del STJ con sede en la capital. Se sabe que el magistrado goza de los afectos y la cercanía del Ejecutivo con quien laboró en los primeros meses de su administración antes de retornar a la judicatura. Es un buen chico, me dicen. En fin. Seguiremos informando.
Es cuanto.
La rebelión de Los Mal Nacidos
Parida por usuarios de las redes sociales –Twitter y Facebook— la etiqueta ha servido para animar e incitar la manifestación callejera que tendrá lugar este domingo 13 en Hermosillo, Ciudad Obregón, Nogales, San Luis Río Colorado, Navojoa, Guaymas, Caborca, Puerto Peñasco y otras ciudades del estado, en repudio al desnaturalizado progenitor que asestó un despiadado varapalo a la economía de los hogares sonorenses: el impuesto a la tenencia vehicular.
Y gracias a ese descontento popular que desató el gobernador Guillermo Padrés Elías con su agresiva y desmedida política fiscal que este año pretende exprimir a los bolsillos de los sonorenses más de 2 mil 700 millones de pesos con nuevos tributos y aumentos en servicios, la resistencia civil alcanzó el clímax el pasado Día de Reyes durante una caravana vehicular en la que participaron familias enteras a bordo de más de 5 mil automóviles.
A cómo está la efervescencia, se prevé que este día no será la excepción. Incluso, las réplicas del alzamiento citadino que se realizarán simultáneamente a media tarde en los principales centros urbanos de la entidad, habrán de trascender más allá de nuestras fronteras.
De hecho, todo parece indicar que la #LaMarchaDeLosMalNacidos adquirirá carta de residencia como una rebelión social sin precedentes en la historia de Sonora.
Y es que, aquello que inició en los días de la pascua navideña con despistados plantones frente a las desiertas sedes del gobierno (Legislativo y Ejecutivo), se ha tornado en un movimiento popular que cada vez más suma miles y miles de personas hartas no sólo por el voraz apetito recaudador de la administración panista, sino también por la documentada soberbia con que suelen ignorar las voces discordantes; por su proclividad al ejercicio autoritario del poder y no se diga el escandaloso rosario de corruptelas impunemente expiadas por un régimen que –dicho coloquialmente— dejó la Iglesia en manos de Lutero.
El 29 de diciembre escribí en este mismo espacio lo que presumí, según el clásico, sería la crónica de una rebelión anunciada. “A partir de los primeros días del nuevo año, no serán cientos, sino miles los ciudadanos que tomarán las calles para persistir en una protesta que a todas luces se antoja legítima y justa”. Así comencé mi despacho dominical.
Aclaro que no es papel del periodista asumir poses de pitoniso, ni chamán, ni nada que se asemeje a esas raras especies del género humano. Creo que para ir al encuentro con la racionalidad que asiste a la cruzada ciudadana, basta con pulir el sentido común, alertar el tímpano y despojarse de telarañas y prejuicios políticos que invariablemente nublan la objetividad del juicio.
Porque verá Usted: tampoco resulta ser una graciosa concesión o circunstancia casual el nivel de intensidad con que ha venido creciendo la protesta de la gente, al margen de credos, filias, fobias, estratos, mal nacidos o no. Es evidente que con la voluntad y la voz de cada uno de los marchantes se nutre la movilización y el reclamo auténtico que no puede, que no debe ser ignorado por los gobernantes.
Y eso es precisa y llanamente lo que ocurrió. Durante la semana que recién terminó, dos hechos avivaron la animosidad de los alzados del grupo NO más Impuestos: el sentimiento de frustración con que abandonaron el Congreso luego de confirmar que la mayoría de sus representantes populares no está dispuesta a modificar una sola coma de la legislación hacendaria, ni mucho menos de la Ley de Ingresos que se aprobó hace exactamente un mes.
Pero lo que excitó aún más el espíritu de lucha de los sublevados tributarios, ha sido la arrogante, insensible y ofensiva respuesta que obsequió el gobernador Padrés a quienes, en uso de su legítimo derecho a protestar y disentir, se oponen al pago de la tenencia vehicular; un impuesto revivido aquí con otro disfraz y mucho más gravoso con respecto al que sepultó el presidente Felipe Calderón poco antes de que –gracias a Dios— abandonara el poder.
Como ya es público y notorio, el discurso, los argumentos y las declaraciones que el mandatario planteó en su estrategia mediática para arropar y sustentar la defensa de su postura de no dar ni un paso atrás en el tema de la carga impositiva (sucintamente conocida como COMUN), tuvo un efecto bumerán a grado tal que el recuento de los daños es todavía incalculable.
Y fue nada menos que uno de sus partidarios, el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, el primero en desvirtuar los alegatos de Padrés. Horas antes de que el sonorense desfilara por los noticieros de las televisoras locales, el jaliscience había hecho jiras la tiara con que aquel postulaba el evangelio del Nuevo Sonora mientras alertaba a sus fieles sobre las consecuencias de imitar malos ejemplos, en obvia referencia a los desastres financieros que han sumido en la quiebra a entidades como la Perla Tapatía, otrora fortaleza de la economía nacional.
Palabras más palabras menos, González Márquez increpó a su homólogo que el gobierno de Jalisco había invertido más de 50 mil millones de pesos en infraestructura sin necesidad de aumentar impuestos, ni cobrar tenencia. ”Eso es eficiencia”, refutó en su cuenta de twitter. Por la misma vía, Padrés evadió la polémica. Intentó aclarar el sentido de su crítica. Ofreció disculpas. Y apechugó el ridículo.
Previo a este affaire, el Ejecutivo se encaró con la prensa. Cuando un reportero aludió en su cuestionamiento sobre el amago que hicieron los integrantes del movimiento NO más Impuestos de boicotear la Serie del Caribe, el gobernador Padrés objetó que un sonorense bien nacido no haría eso.
Como si no existiesen suficientes agravios para mantener vigente el malestar de la ciudadanía, las palabras del Ejecutivo cayeron como puñado de sal sobre una herida abierta.
Al final del día, arribo a la convicción plena de que ha sido la ceguera, arrogancia, insensibilidad y tozudez política del mandatario lo que felizmente alumbró el surgimiento de una casta ciudadana cuya conciencia de lucha los une, los fraterniza, los hermana con un mismo fin, bajo un mismo techo y como una sola familia: Los Mal Nacidos, hoy por hoy, actores estelares de la primera rebelión social en el Sonora del Siglo XXI. ¡Quién lo hubiera pensado!
Manco el STJ: se fue Islas Contreras
Ignacio Islas Conteras, el más longevo en el cargo de magistrado propietario del Supremo Tribunal de Justicia (STJ), al parecer, ya se marchó a casa. Fieles al hermetismo con que invariablemente manejan los asuntos de la res pública, ni en el gobierno padrecista, ni en la judicatura sonorense se ha dicho una sola palabra sobre las razones que esgrimió el notable abogado para poner fin a una larga trayectoria en el aparato impartidor y administrador de justicia. Hasta donde se sabe, la ausencia definitiva empezó a cobrar vigencia desde el lunes pasado. En los círculos políticos y la abogacía mucho se habló sobre la inminente salida de Islas Contreras, un funcionario que sobradamente reunía los requisitos para jubilarse. La sorpresiva despedida del ahora ex presidente del STJ, Max Gutiérrez Cohen, aumentó la sospecha de que aquel le seguiría los pasos apenas llegara el relevo. Con una carrera judicial que inició hace 40 años como secretario en un Juzgado de Navojoa, el togado tuvo un efímero paso por la presidencia del máximo órgano jurisdiccional del estado. Es decir, ocupó desde el más modesto hasta el más alto cargo al que puede aspirar un profesional del Derecho al servicio de la judicatura. Por los motivos que sean, una versión no confirmada es que Islas Contreras negoció y amarró una jugosa prerrogativa económica antes de aceptar y/o tomar un merecido descanso por los años que le restan de vida. Pero no sólo eso: hay quienes revelan que la pensión vitalicia otorgada en el gobierno de Armando López Nogales (algo así como 30 mil pesos mensuales adicionales a sus percepciones salariales) fue destrabada después de habérsele retenido por casi 9 años y con efectos retroactivos hasta el último día de labores. Cierto o falso, merecido o no, la verdad es que con la partida del jurista se ha desprendido una de las columnas que sostuvieron a la institución como paradigma de la honestidad, imparcialidad, dignidad e independencia. Con el bochornoso y controversial episodio que protagonizaron el gobernador Padrés, la sumisa bancada parlamentaria del PAN y quien ahora funge como titular del Poder Judicial, Juan Sebastián Sotomayor Tovar, los presupuestos que dignificaron y ennoblecieron la imagen del STJ fueron literalmente dilapidados con el asalto a la judicatura. ¿Qué sigue ahora? Bueno, en primer término, lo deseable es que jamás vuelva a repetirse esa amarga historia. Es evidente que en los próximos días se habrá de “cocinar” –si no es que ya lo hicieron— una nueva propuesta para ocupar la magistratura la cual deberá turnar al Legislativo. En ese sentido, uno de los más firmes prospectos es el licenciado Martín Abril Duarte, actual presidente del primer tribunal regional del STJ con sede en la capital. Se sabe que el magistrado goza de los afectos y la cercanía del Ejecutivo con quien laboró en los primeros meses de su administración antes de retornar a la judicatura. Es un buen chico, me dicen. En fin. Seguiremos informando.
Es cuanto.