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Lunes, 02 de Diciembre de 2024
Noviembre 25, 2015 > El Zancudo. (No mata, pero hace roncha)

El presupuesto 2016 y la ‘oposición responsable’

Por Arturo Soto Munguía

Un lugar común en el discurso de la oposición, sea del signo que fuere, pasa invariablemente por el concepto de ‘responsabilidad’.

 

“Seremos una oposición responsable”, solían decir los priistas cuando el PAN gobernaba Sonora. “Seremos una oposición responsable”, suelen decir los panistas, ahora que el PRI es gobierno.

 

Del dicho al hecho, cual reza la conseja popular, hay mucho trecho.

 

En los próximos días asistiremos al periódico debate sobre el presupuesto anual, que esta vez incluye un programa de rescate financiero propuesto por el Ejecutivo que contempla la reestructura de deuda hasta por 21 mil 900 millones de pesos, monto al que ascendieron los pasivos del estado durante los últimos seis años. La administración de Eduardo Bours dejó la deuda en 9 mil 500 millones de pesos, pero la de Guillermo Padrés la duplicó en seis años.

 

Los padrecistas más recalcitrantes en el Congreso local mantienen una posición contraria a la reestructuración de pasivos y la contratación de nuevos créditos para hacer frente al colapso financiero en que se encuentra el estado, con el evidente propósito de restarle operatividad.

 

La gran paradoja reside en que fue precisamente el gobierno de Guillermo Padrés el que endeudó hasta el tope al estado, y hoy son algunos de sus personeros, desde posiciones legislativas, quienes están dispuestos a sabotear las negociaciones evitar que el gobierno encuentre las condiciones para operar medianamente bien, considerando el estado en que dejaron las finanzas públicas.

 

El razonamiento es elemental: si el gobierno no funciona, sus fracasos serán capitalizados electoralmente dentro de tres años.

 

Hay además un sedimento de revancha por un lado, tras la derrota el siete de junio, y por el otro, una eventual moneda de cambio frente a lo que parece una inminente acción judicial contra una no tan pequeña legión de ex funcionarios (y particulares) que mantienen expedientes abiertos en la Contraloría estatal, en la Fiscalía Especial Anticorrupción y hasta en la PGR.

 

La aprobación de la Ley de Ingresos y el presupuesto de Egresos 2016 requiere de una mayoría calificada en el Congreso, es decir, las dos terceras partes (22 de 33 diputados) y el PRI no cuenta con ellos, ni siquiera asumiendo que sus aliados del PANAL, y coyunturalmente los del PRD, MC y Morena (uno de cada uno), se sumen a su propuesta.

 

En diciembre de 2012, la falta de acuerdos sobre este tema llevó al gobierno del estado, encabezado por Padrés, a decretar una reconducción presupuestal en la que muchos encuentran el origen de la actual debacle financiera; del saqueo presupuestal ante la falta de fiscalización y del endeudamiento contratado sin que pasara por el Congreso.

 

Un escenario de esa naturaleza, en el que se repitiera la reconducción presupuestal sería no sólo catastrófico para el gobierno, sino para todo Sonora, que difícilmente aguantaría otro año sin recursos para inversión en obra pública y programas sociales, quedándose sólo con recursos para gasto corriente.

 

Hay quienes sostienen que si los padrecistaseligieron esa opción siendo gobierno, a sabiendas de que se estaban dando un balazo en el pie, no tendrían ahora ningún empacho en repetir ladosis, conscientes de que sería el PRI quien tendría que pagar los mayores costos políticos.

 

Ahora bien, hay que decir que esos rescoldos del padrecismo que subsisten en el Congreso no representan a toda la bancada del PAN, y frente a un debate de esta gravedad resultará de sumo interés observar los posicionamientos de cada diputado. Las negociaciones políticas podrían ser más tensas dentro de la fracción parlamentaria que fuera de ella.

 

Los panistas enfrentan, como hemos consignado en otros despachos, una situación compleja. La mayoría de ellos (y ellas) llegaron a esa posición gracias al dominio inobjetable que mantenía el gobernador y su grupo más cercano. Les deben lealtad y harán lo que les indiquen.

 

Ese grupo compacto de padrecistas, sin embargo, no pasa por su mejor momento; antes bien, se encuentra en una situación complicadísima, con la justicia pisándoles los talones y echarán mano de todo lo que tengan al alcance para buscar salvarse de la quema.

 

Es obvio que en el PAN-Sonora sigue teniendo una gran influencia el grupo padrecista, al que los dirigentes formales se le cuadran sin mayores aspavientos.

 

Eso quedó claro ayer durante el encuentro que tuvo el dirigente de ese partido en Hermosillo, Eduardo Romero Campa, quien sostiene haber llegado a ese cargo a partir de una invitación personal del secretario general del CEN, Damián Zepeda Vidales, y que no forma parte ni atiende instrucciones de ningún grupo o corriente del PAN: ni padrecistas, ni gandaristas ni algún otro.

 

Se cuida demasiado, eso sí, de salirse de un script ya muy sobado según el cual son los primeros en condenar los actos de corrupción y exigir la aplicación de la ley hasta las últimas consecuencias y caiga quien caiga y blablabla…, pero también se cuida de que el pétalo de la autocrítica no toque al gobierno de Padrés, más allá del lugar común: “le quedamos a deber a la ciudadanía, pero también hicimos muchas cosas buenas, como el acueducto, los uniformes escolares, los pasajes gratuitos”…

 

Cuestionado por su paso por el servicio público como titular del ISEA durante el gobierno padrecista, Romero Campa niega que en su administración existieran aviadores y, al contrario, dice, durante su ejercicio se obtuvieron importantes logros, como el descenso en la tasa de analfabetismo, del 4.1 al 2 por ciento, y la reducción del 33 al 25 por ciento en el rezago educativo.

 

Eso como funcionario público, pero ya como dirigente del partido, deja claro que será una piedra en el zapato del gobierno municipal, comenzando por mantener su oposición al incremento en la tarifa del agua (aprobada en la administración del panista Javier Gándara, por cierto) y en otros temas.

 

Hasta hoy, los panistas han dejado claro que mantienen su cordón umbilical pegado a un padrecismo acorralado y que no se van a deslindar de él hasta que escuchen el ‘click’ de las primeras esposas cerrándose sobre las muñecas de los primeros que llamen a cuentas, lo cual no parece muy lejano.

 

Los priistas, por su parte, tendrán que echar mano de toda su capacidad de cabildeo, para sacar adelante sus propuestas en un escenario de correlación de fuerzas tan complicado como el de estos días, aunque la opción menos probable es que acepten ser rehenes de quienes no conformes con saquear el estado, ahora pretendan amarrarles las manos para seguir pitorreándose de ellos, como lo hacían cuando eran gobierno.

 

En esas circunstancias, los días que vienen en el Congreso del Estado serán de antología y habrá que estar muy pendientes, sobre todo porque esta vez se pretende incluir en el debate sobre el presupuesto 2016 a diversas representaciones de la sociedad civil: académicos, empresarios y organizaciones no gubernamentales, para mantener informados a los sonorenses de la evolución de este tema.

 

Desconozco si eso sea suficiente para convencer a los padrecistas, pero si por la víspera se saca el día, y considerando que siendo gobierno nunca fueron muy receptivos al sentir de la sociedad civil, no hay por qué esperar que lo sean siendo oposición.

 

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