Agosto 6, 2012 / ElChiltepin > Internacional

Usain Bolt ilumina a Londres

Londres, Inglaterra a 06 de agosto de 2012.- Como un Zeus negro, Usain Bolt arroja el rayo, la explosión le da la vuelta al planeta. El estadio ruge y parpadea en luces de plata en un instante efímero y eterno que se mantendrá como uno de los episodios más memorables de los Juegos Olímpicos. Bolt doma a La Bestia Yohan Blake, en acción espectacular, soberbia, impactante, su atrevido compatriota, que lo derrotó hace un mes en Kingston. La velocidad inflama el espíritu, lo galvaniza.

Los signos de interrogación que se levantaron en Jamaica se disipan en la mágica noche londinense entre gritos estentóreos y corazones que crepitan. Los pies alados de Bolt son la chispa que brota al hacer contacto con la otra nube que había penetrado a su territorio de la rapidez y la aceleración. Bolt es el amo y señor del universo. El  primero en moverse es Asafa Powell, el tercer meteoro de Jamaica, ex plusmarquista mundial. Luz y relampagueo, la acerada musculatura de Bolt libera energía.  Se avalanza a la meta; rompe la inercia y se impulsa con sus poderosas zancadas de una amplitud superior a los 2.60 m cuando alcanza la velocidad crucero a la altura de los 80 metros. Miles de pares de ojos en el estadio y miradas a través de la pantalla de cristal observan con asombro la instantánea victoria. En menos de 10 segundos disipa las dudas. Es Bolt el rayo, es Bolt la centella, es Bolt el hombre más rápido del planeta.

El segundo en la historia en conseguir dos oros sucesivos después de la hazaña de Carl Lewis, El Hijo del Viento, en los Juegos de Los Ángeles 84 y Seúl 88. El crono de 9.63 es la segunda mejor marca mundial de la historia a 5 centésimas de segundo de su récord mundial que es de 9.58.

La mayoría de los velocistas son fanfarrones, un tanto extrovertidos, como Maurice Green, que jadeaba y mostraba la lengua. Bolt hace guiños, pide silencio se comunica con las tribunas. Tras su triunfo dispara una flecha de oro al Olimpo. En la presentación La Bestia Blake, de 22 años de edad, con la cuarta mejor marca de todos los tiempos (9.75), en la presentación muestra las garras dispuestas a atrapar el oro.

Blake conquista la plata al igualar su crono personal de 9.75 y el estadunidense Justin Gatlin la medalla de bronce en 9.79, su mejor marca personal. Siete hombres rompen la frontera de los diez segundos. Powell sufre un tirón en la pierna izquierda, finaliza en octavo en 11.29. Fue la primera vez en la historia que ocho atletas llegan a la final con un crono inferior a los diez segundos.   

Esta noche Bolt difuminó las dudas acerca de quién es el hombre más veloz del planeta. Domó a La Bestia Blake con 9.63, récord olímpico y la mejor marca mundial del año, la segunda más rápida de todos los tiempos después de la plusmarca mundial. Fue el cuarto oro olímpico de El Relámpago Usain Bolt.

Nunca dudó de la victoria

Usain Bolt festejó con sus ademanes característicos después de ganar la medalla de oro en los 100 metros. Había acabado con todas las dudas que habían a su alrededor para poder brillar y llevar su nombre a un espacio legendario.

“Me sentía extremadamente bien y ahora estoy feliz”, dijo tras ganar con tiempo de 9.63 segundos, nuevo récord olímpico. “Cuando se trata de un título, ahí estoy. Sabía de lo que era capaz.”

Bolt explicó que antes de la carrera estaba “un poco preocupado” por su salida, porque en el Mundial de Daegu de 2011 quedó descalificado por una salida en falso.

“No quería volver a hacer una salida en falso. Así que me apoyé un poco en los tacos. Creo que no fue la mejor reacción del mundo, pero lo hice así y ésa fue la clave.”

El hombre más veloz del mundo habló también sobre la relación con su compatriota Yohan Blake, su amigo, compañero de entrenamientos y segundo lugar en los 100 metros.

“En los entrenamientos trabaja duro y siempre me impulsa a más”, expuso. “Es un gran atleta.”