Julio 23, 2012 / ElChiltepin > Música
Un año sin Amy Winehouse
Londres, Inglaterra a 23 de julio de 2012.- Un año ha pasado desde que la cantante inglesa Amy Winehouse falleció en su residencia en Londres, el 23 de julio del año pasado, a los 27 años de edad. Y a pesar del tiempo transcurrido, sus devotos seguidores no dejan de añorarla y recordarla, así como su familia, quienes aún no pueden aceptar que la intérprete ya no está entre nosotros.
Su padre, Mitch Winehouse repite “tres años” como si no pudiera admitir la pérdida que sufrió su familia en 2012, tras asegurar que su hija tenía ese lapso limpia, sin consumir estupefacientes ni drogas, por lo cual no alcanza a entender por qué murió hace un año de intoxicación etílica, después de ingerir vodka en exceso.
Para su padre, sólo era una joven de 27 años, quien aún tenía mucho por hacer en la música y con su familia.
A los pocos días de su fallecimiento, los medios de comunicación la incluyeron inmediatamente en el “club de los 27”, es decir ese grupo al que pertenecen legendarios músicos como Jimi Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin y Kurt Cobain, quienes también murieron a los 27 años, la mayoría por problemas de drogas.
“Es todo basura. ¿Qué tipo de club es ese?”, se pregunta Mitch Winehouse sobre este tipo de mitos, señalando que su hija no se hubiera ajustado a ningún tipo de club, pues era “una chica fuera de lo común”.
“Al año aprendió a correr. Luego se fue volviendo más difícil”, escribió el señor Winehouse en su reciente libro Amy, My Daughter, con el que quiere recaudar al menos cuatro millones de euros para la fundación que acaba de crear para ayudar a los necesitados.
El 25 octubre de 2011 se hizo público el resultado de la autopsia, la cual fue dada a conocer por la forense Suzanne Greenway, quien dijo que “la muerte repentina fue la consecuencia no intencionada” de la gran ingesta de alcohol de Amy Winehouse. En su apartamento se encontraron tres botellas de vodka vacías, dos grandes y una pequeña.
Y aunque el tiempo ha pasado, la artista aún tiene una presencia constante en el barrio londinense de Camden Town, donde vivió. Sus temas suenan en casi cada local y su imagen es omnipresente, ya sea en las tiendas, los pubs (bares), que frecuentaba o, incluso, en el aspecto físico de muchos de los que imitan su inconfundible estilo.
En las calles, los brazos tatuados, las frondosas cabelleras recogidas en un moño, los ojos pintados, los grandes pendientes dorados o los estampados de cuadros son habituales en este barrio del norte de Londres, en donde la intérprete de Rehab siempre estuvo unida.
En casa de la solista que logró impactar al veterano músico Tony Bennet y con quien grabó el tema Body & Soul, siguen apareciendo a diario velas, cartas de recuerdos y flores como las que hace un año invadieron el lugar, cuando se dio a conocer la noticia de su muerte.
“Nunca me voy a permitir olvidarte. Te quiero”, se lee en una misiva de una fan brasileña, mientras que una pareja de Barcelona le dejó una rosa con la nota: “Te seguiremos queriendo mañana”.
“Es muy bonito que la gente siga acordándose de ella. Tuvo una vida complicada y polémica, pero su música le gustaba a todo el mundo; no tenía edad. Se merece este reconocimiento”, dijo Aimee, una joven inglesa que se fotografiaba junto a la antigua casa de la cantante.
La historia profesional de la nacida el 14 de septiembre de 1983 comenzó a escribirse en 2003, cuando lanzó su primer álbum, Frank, el cual le valió tres discos de platino y una nominación para los Brit Awards.
En 2006 le siguió Back to Black, el que la llevó a la fama. Por este disco la cantante consiguió seis nominaciones a los Premios Grammy, de las cuales ganó cinco, entre ellas, Canción del Año, Grabación del Año y Mejor Artista Nuevo, en 2008.
A pesar del éxito, Amy no pudo recoger estos reconocimientos en la fiesta de los Grammy en aquel año, pues su petición de visa le fue negada por sus adicciones a las drogas.
Para Mitch la relación de Amy con su marido Blake Fielder-Civil representó un punto de quiebre en su vida. Antes rechazaba las drogas duras. Pero su cónyuge la convenció de tomarlas, incluso cuando Amy nunca se había inyectado heroína. Según su padre, Amy generó una relación de dependencia con Fielder-Civil, quien entretanto fue preso. En 2007 se casaron, pero luego fue todo cuesta arriba.
Por qué su mánager y su familia no impidieron este comportamiento errático seguirá siendo un enigma de la historia musical. Amy Winehouse intentó siempre alejarse del alcohol. “Bebía un día y luego dejaba por tres semanas”, dice su padre. El 23 de julio de 2011 fue uno de esos días.
Su padre, Mitch Winehouse repite “tres años” como si no pudiera admitir la pérdida que sufrió su familia en 2012, tras asegurar que su hija tenía ese lapso limpia, sin consumir estupefacientes ni drogas, por lo cual no alcanza a entender por qué murió hace un año de intoxicación etílica, después de ingerir vodka en exceso.
Para su padre, sólo era una joven de 27 años, quien aún tenía mucho por hacer en la música y con su familia.
A los pocos días de su fallecimiento, los medios de comunicación la incluyeron inmediatamente en el “club de los 27”, es decir ese grupo al que pertenecen legendarios músicos como Jimi Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin y Kurt Cobain, quienes también murieron a los 27 años, la mayoría por problemas de drogas.
“Es todo basura. ¿Qué tipo de club es ese?”, se pregunta Mitch Winehouse sobre este tipo de mitos, señalando que su hija no se hubiera ajustado a ningún tipo de club, pues era “una chica fuera de lo común”.
“Al año aprendió a correr. Luego se fue volviendo más difícil”, escribió el señor Winehouse en su reciente libro Amy, My Daughter, con el que quiere recaudar al menos cuatro millones de euros para la fundación que acaba de crear para ayudar a los necesitados.
El 25 octubre de 2011 se hizo público el resultado de la autopsia, la cual fue dada a conocer por la forense Suzanne Greenway, quien dijo que “la muerte repentina fue la consecuencia no intencionada” de la gran ingesta de alcohol de Amy Winehouse. En su apartamento se encontraron tres botellas de vodka vacías, dos grandes y una pequeña.
Y aunque el tiempo ha pasado, la artista aún tiene una presencia constante en el barrio londinense de Camden Town, donde vivió. Sus temas suenan en casi cada local y su imagen es omnipresente, ya sea en las tiendas, los pubs (bares), que frecuentaba o, incluso, en el aspecto físico de muchos de los que imitan su inconfundible estilo.
En las calles, los brazos tatuados, las frondosas cabelleras recogidas en un moño, los ojos pintados, los grandes pendientes dorados o los estampados de cuadros son habituales en este barrio del norte de Londres, en donde la intérprete de Rehab siempre estuvo unida.
En casa de la solista que logró impactar al veterano músico Tony Bennet y con quien grabó el tema Body & Soul, siguen apareciendo a diario velas, cartas de recuerdos y flores como las que hace un año invadieron el lugar, cuando se dio a conocer la noticia de su muerte.
“Nunca me voy a permitir olvidarte. Te quiero”, se lee en una misiva de una fan brasileña, mientras que una pareja de Barcelona le dejó una rosa con la nota: “Te seguiremos queriendo mañana”.
“Es muy bonito que la gente siga acordándose de ella. Tuvo una vida complicada y polémica, pero su música le gustaba a todo el mundo; no tenía edad. Se merece este reconocimiento”, dijo Aimee, una joven inglesa que se fotografiaba junto a la antigua casa de la cantante.
La historia profesional de la nacida el 14 de septiembre de 1983 comenzó a escribirse en 2003, cuando lanzó su primer álbum, Frank, el cual le valió tres discos de platino y una nominación para los Brit Awards.
En 2006 le siguió Back to Black, el que la llevó a la fama. Por este disco la cantante consiguió seis nominaciones a los Premios Grammy, de las cuales ganó cinco, entre ellas, Canción del Año, Grabación del Año y Mejor Artista Nuevo, en 2008.
A pesar del éxito, Amy no pudo recoger estos reconocimientos en la fiesta de los Grammy en aquel año, pues su petición de visa le fue negada por sus adicciones a las drogas.
Para Mitch la relación de Amy con su marido Blake Fielder-Civil representó un punto de quiebre en su vida. Antes rechazaba las drogas duras. Pero su cónyuge la convenció de tomarlas, incluso cuando Amy nunca se había inyectado heroína. Según su padre, Amy generó una relación de dependencia con Fielder-Civil, quien entretanto fue preso. En 2007 se casaron, pero luego fue todo cuesta arriba.
Por qué su mánager y su familia no impidieron este comportamiento errático seguirá siendo un enigma de la historia musical. Amy Winehouse intentó siempre alejarse del alcohol. “Bebía un día y luego dejaba por tres semanas”, dice su padre. El 23 de julio de 2011 fue uno de esos días.