¿Hillary Clinton para presidente en 2016?
Washington, EU a 09 de abril de 2012.- Cuando el magnate del sector inmobiliario, Donald Trump, aseguró la semana antepasada que Hillary Clinton resurgirá como candidata a la presidencia en 2016, no pocas fueron las voces que advirtieron que al empresario sólo hay que tomarlo en serio cuando habla de negocios, pero jamás, jamás, jamás cuando opina sobre política.
Si a Donald Trump le gusta ser ave de tempestades, sembrando dudas sobre el acta de nacimiento de Barack Obama, coqueteando con una candidatura presidencial o actuando como un vulgar oportunista apoyando a última hora al ex gobernador de Massachusetts, Mitt Romney —el favorito a la nominación republicana—, no está muy claro que su pronunciamiento a favor de la candidatura presidencial de Hillary en 2016 haya conseguido el efecto esperado.
Sobre todo porque, desde hace varios meses atrás, Hillary ya tomó la decisión de poner fin a su carrera política. Al menos, en lo que se refiere a 2012. Cuando hace un par de semanas, Hillary aseguró a la cadena CNN que no piensa repetir como secretaria de Estado, ni aspira a ocupar la vicepresidencia, ni aceptar el cargo como secretaria de Defensa (en caso de que Obama se reelija en el cargo en próximo noviembre) un ejército de incrédulos pusieron sus palabras en duda. “No seré secretaria de Estado en un segundo mandato. No seré secretaria de Defensa. No seré vicepresidente y no me postularé nuevamente como candidata a la presidencia”, dijo mientras confirmaba sus planes de poner fin a su carrera política. Del cansancio y ganas de retirarse de Hillary han dejado constancia sus más cercanos colaboradores y su esposo, el ex presidente, Bill Clinton.
“Hillary está cansada. Y ahora quiere hacer algo como lo que yo hago, promoviendo campañas o iniciativas a favor de la mujer o de los niños en todo el mundo”, aseguró Bill Clinton al confirmar el cansancio que, por efecto de acumulación, hoy pesa como una losa sobre Hillary al frente del Departamento de Estado. Si sólo nos atenemos a la bitácora de Hillary Clinton, desde que asumió el cargo, su agenda oficial ha acumulado poco más de 1 millón 174 mil kilómetros recorridos y un total de 95 países visitados. Y, si hablamos de sus logros, desde el entorno más cercano de Hillary Clinton la lista incluye el papel de Estados Unidos en la “primavera árabe”, el fin de la dictadura de Muammar Gaddafi y el arrinconamiento del régimen sirio de Bashar al-Assad.
El poder inteligente
De la importancia de su rol, a través de la doctrina bautizada como el “Poder Inteligente” —o el empoderamiento de la sociedad, de las mujeres y los jóvenes a través de las redes sociales—, y de su influencia en las decisiones del ejecutivo y el Pentágono, dejan constancia su participacion en más de 600 cónclaves al más alto nivel en la Casa Blanca.
Entre ellos, el que decidió la ejecución de Osama Bin Laden, el máximo líder de la organización terrorista Al-Qaeda.
Pero, si uno escucha las voces de los analistas independientes y especialistas en política exterior, las críticas por una política demasiado escorada hacia Israel o el golpe de timón que ha experimentado la política exterior de Washington hacia el Pacífico —para tratar de contrarrestrar la creciente influencia militar y económica de China—, mientras América Latina vuelve a quedarse en el vagón de cola de las prioridades, el saldo de su gestión resulta más bien bastante dispar. Con todo y ello, no cabe duda de que, cuando concluya el actual mandato, Hillary pasará a la historia por haber sido una de las secretarias de Estado más influyentes dentro y fuera de Estados Unidos.
“Hace cuatro años, cuando sorprendió al aceptar el cargo como secretaria de Estado, muchos pensaron que su gestión sería un desastre” recuerda el analista Albert Hunt. “Hoy, sin embargo, ha demostrado ser una de las mejores secretarias de Estado y se ha consolidado como una de las políticas más populares dentro y fuera de Estados Unidos”, añadió Hunt para abonar así la tesis de que Hillary Clinton dificilmente podría desaprovechar el capital político acumulado durante el primer mandato de Obama para no contender como aspirante a la presidencia en 2016.
“Dentro de cuatro años, Hillary Clinton tendrá 69 años. Es decir, será aún más joven y quizá mucho más popular que Ronald Reagan y por ello mismo sería una candidatura realmente formidable para los demócratas”, concluyó para confirmar la percepción, bastante extendida, de que a pesar de sus promesas de retiro en el 2012, la carrera política de Hillary Clinton aún está muy lejos de un ocaso inmediato.