Diciembre 21, 2010 / ElChiltepin > Nacional
En sus primeras declaraciones, al mediodía, el queretano perdonó a sus secuestradores, se declaró fuerte y advirtió que su vida seguirá igual. Por la noche afirmó que su plagio tuvo una marcada connotación política por cuestiones ideológicas.
Dijo que sus captores lo trataron en todo momento con respeto y dignidad “pese al brutal atropello”, que ningún médico lo ha visto, que está fuerte “y echado para adelante”, y pidió al Estado Mexicano no tomar su secuestro “como un caso de excepción. Donde pueda actuar de manera precipitada o violenta contra nadie.
“Quiero que sea (su secuestro) un caso más, pero no el más importante, un caso que se atienda dentro del marco jurídico y con el mayor respeto a la dignidad humana de los mismos secuestradores”, sentenció.
Fernández de Cevallos fue secuestrado el 14 de mayo en su rancho La Cabaña, en el municipio de Pedro Escobedo, a unos 40 minutos de la capital de Querétaro. En un lugar apartado, sin vigilancia, al que se accede por una carretera de dos carriles, con sembradíos a cada costado.
El panista regresó ayer a su casa, ubicada en el 845 de Paseo de los Virreyes, en Lomas de Chapultepec, a bordo de un Mercedes Benz plateado, de lujo, que él mismo manejaba y con una escolta fuertemente armada, acompañado por su hijo Diego. Eran las 13:22.
Con pants y tenis, cómodo, dijo: “Sólo tengo motivos para bendecir a Dios y a la Virgen por la ayuda que momento a momento me dieron durante siete meses y fracción”.
Estaba en el umbral de su casa. Horas después aseguró que traía la ropa que le habían dado sus captores. Ahí mismo llevó a su esposa, que lo esperaba en el 925 de la misma calle, un ramo de rosas rojas.
“Me encuentro bien”
Esa fue la primera aparición pública del Jefe, en su casa, y habló con los periodistas que él mismo acomodó en la cochera de su residencia, para hacer la primera declaración oficial, con su hijo Diego a su lado derecho.
Horas antes el periodista Joaquín López-Dóriga anunció la liberación. Por la noche Fernández Cevallos dio la primera entrevista exclusiva a José Cárdenas, colaborador de EL UNIVERSAL, en Radio Fórmula y luego a López-Dóriga en Televisa y a otros medios de televisión por cable.
Al mediodía, El Jefe Diego se veía tranquilo. Más delgado. Limpio, caminaba pausado, sus movimientos eran lentos, como los de alguien que recién ha sido operado... la barba crecida, esponjada, blanca, pero fuerte. Por la noche se le veía con un semblante diferente, más demacrado.
“Sólo quiero decirles que me encuentro bien, gracias a Dios, que estoy fuerte, y que mi vida seguirá siendo la misma. Por lo que se refiere a los secuestradores, por supuesto que como hombre de fe ya perdoné. Y como ciudadano creo que las autoridades tienen una tarea pendiente. Pero sin abuso, sin atropello, sin flagelaciones”, dijo ante reporteros.
En todas las declaraciones que dio ayer, Diego Fernández coincidió en lanzar el mensaje de que ya había perdonado a sus captores, que pide al Estado mexicano no actuar violentamente contra ellos sino con justicia; se declaró fuerte y lamentó la violencia que vive el país.
Al ser cuestionado por Cárdenas sobre si su secuestro fue político o económico, aseguró: “Tuvo las dos connotaciones; por un lado, desde luego hubo un reclamo de una cantidad, pero también tuvo una marca, una connotación política supuestamente por cuestiones ideológicas. Yo tengo la tranquilidad de conciencia de haber luchado siempre por mis ideales, siempre en Acción Nacional, siempre por México. No lo vieron así mis plagiarios, ellos me consideraron un hombre enemigo de sus causas. Naturalmente fue parte de lo que generó este suceso”.
Adelantó que en el futuro luchará, “en el ámbito de mis capacidades, donde mejor pueda servir a México y ser útil a mi familia”. Subrayó que tratará de mantenerse fuerte; “no canto victoria”, y asentó que tomará esta salida con responsabilidad.
“Pensando —agregó— no sólo en los crímenes que han hecho víctimas a tantas personas, sino también a pensar en los grandes problemas del país como son la pobreza, la injusticia, como es la marginación de muchos millones de mexicanos, esos que el rector Narro les llama los ninis, esos casos son los casos que nos deben preocupar también para no perdernos en una cuestión de un secuestro así se trate de una persona conocida nacionalmente”.
Fernández de Cevallos insistió en declararse tranquilo. Sostuvo que si hubiera perdido la vida, no habría sido con deshonor. “Desde el primer momento en que fui capturado por un grupo amplio que sorpresivamente cayó sobre mí, yo sabía como creyente que tenía que perdonar y perdoné, de ninguna manera guardo con rencor”.
Pidió al Estado mexicano no tomar su secuestro “como un caso de excepción donde pueda actuar de manera precipitada o violenta contra nadie. Quiero que sea un caso más, pero no el más importante, un caso que se atienda dentro del marco jurídico y con el mayor respeto a la dignidad humana de los mismos secuestradores”.
Reveló que estuvo enterado de acontecimientos que marcaron el 2010: el asesinato del candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú; el homicidio de la activista Marisela Escobedo y la muerte del alcalde nuevoleonés Edelmiro Cavazos y otros hechos violentos.
“Supe cómo murieron muchos seres humanos de la forma más violenta. Yo sé que puedo ser noticia, que mueve y remueve el tema de mi secuestro y del crimen organizado. En este país sólo podremos tener paz y tranquilidad cuando valgan lo mismo las vidas de un candidato a la Presidencia, de [un] ex candidato, de un cura o un cardenal, de un soldado o un campesino, cuando todas las vidas humanas nos valgan lo mismo y se respeten igual, de ricos y pobres; ese día México será grande”, asentó el político panista.
El Jefe Diego señaló que fue liberado la madrugada del lunes, pero no dio más detalles. Insistió en que está fuerte, “echado para adelante”, y que seguirá su vida igual. Rechazó declararse víctima de un secuestro.
Marcado matiz político en mi plagio: Diego
Ciudad de México a 21 de diciembre de 2010.- Diego Fernández de Cevallos —ex candidato presidencial, ex senador, ex presidente del Congreso de la Unión, abogado y uno de los hombres más influyentes del país— apareció en público siete meses después de haber sido secuestrado en uno de sus ranchos en Pedro Escobedo, en el estado de Querétaro.En sus primeras declaraciones, al mediodía, el queretano perdonó a sus secuestradores, se declaró fuerte y advirtió que su vida seguirá igual. Por la noche afirmó que su plagio tuvo una marcada connotación política por cuestiones ideológicas.
Dijo que sus captores lo trataron en todo momento con respeto y dignidad “pese al brutal atropello”, que ningún médico lo ha visto, que está fuerte “y echado para adelante”, y pidió al Estado Mexicano no tomar su secuestro “como un caso de excepción. Donde pueda actuar de manera precipitada o violenta contra nadie.
“Quiero que sea (su secuestro) un caso más, pero no el más importante, un caso que se atienda dentro del marco jurídico y con el mayor respeto a la dignidad humana de los mismos secuestradores”, sentenció.
Fernández de Cevallos fue secuestrado el 14 de mayo en su rancho La Cabaña, en el municipio de Pedro Escobedo, a unos 40 minutos de la capital de Querétaro. En un lugar apartado, sin vigilancia, al que se accede por una carretera de dos carriles, con sembradíos a cada costado.
El panista regresó ayer a su casa, ubicada en el 845 de Paseo de los Virreyes, en Lomas de Chapultepec, a bordo de un Mercedes Benz plateado, de lujo, que él mismo manejaba y con una escolta fuertemente armada, acompañado por su hijo Diego. Eran las 13:22.
Con pants y tenis, cómodo, dijo: “Sólo tengo motivos para bendecir a Dios y a la Virgen por la ayuda que momento a momento me dieron durante siete meses y fracción”.
Estaba en el umbral de su casa. Horas después aseguró que traía la ropa que le habían dado sus captores. Ahí mismo llevó a su esposa, que lo esperaba en el 925 de la misma calle, un ramo de rosas rojas.
“Me encuentro bien”
Esa fue la primera aparición pública del Jefe, en su casa, y habló con los periodistas que él mismo acomodó en la cochera de su residencia, para hacer la primera declaración oficial, con su hijo Diego a su lado derecho.
Horas antes el periodista Joaquín López-Dóriga anunció la liberación. Por la noche Fernández Cevallos dio la primera entrevista exclusiva a José Cárdenas, colaborador de EL UNIVERSAL, en Radio Fórmula y luego a López-Dóriga en Televisa y a otros medios de televisión por cable.
Al mediodía, El Jefe Diego se veía tranquilo. Más delgado. Limpio, caminaba pausado, sus movimientos eran lentos, como los de alguien que recién ha sido operado... la barba crecida, esponjada, blanca, pero fuerte. Por la noche se le veía con un semblante diferente, más demacrado.
“Sólo quiero decirles que me encuentro bien, gracias a Dios, que estoy fuerte, y que mi vida seguirá siendo la misma. Por lo que se refiere a los secuestradores, por supuesto que como hombre de fe ya perdoné. Y como ciudadano creo que las autoridades tienen una tarea pendiente. Pero sin abuso, sin atropello, sin flagelaciones”, dijo ante reporteros.
En todas las declaraciones que dio ayer, Diego Fernández coincidió en lanzar el mensaje de que ya había perdonado a sus captores, que pide al Estado mexicano no actuar violentamente contra ellos sino con justicia; se declaró fuerte y lamentó la violencia que vive el país.
Al ser cuestionado por Cárdenas sobre si su secuestro fue político o económico, aseguró: “Tuvo las dos connotaciones; por un lado, desde luego hubo un reclamo de una cantidad, pero también tuvo una marca, una connotación política supuestamente por cuestiones ideológicas. Yo tengo la tranquilidad de conciencia de haber luchado siempre por mis ideales, siempre en Acción Nacional, siempre por México. No lo vieron así mis plagiarios, ellos me consideraron un hombre enemigo de sus causas. Naturalmente fue parte de lo que generó este suceso”.
Adelantó que en el futuro luchará, “en el ámbito de mis capacidades, donde mejor pueda servir a México y ser útil a mi familia”. Subrayó que tratará de mantenerse fuerte; “no canto victoria”, y asentó que tomará esta salida con responsabilidad.
“Pensando —agregó— no sólo en los crímenes que han hecho víctimas a tantas personas, sino también a pensar en los grandes problemas del país como son la pobreza, la injusticia, como es la marginación de muchos millones de mexicanos, esos que el rector Narro les llama los ninis, esos casos son los casos que nos deben preocupar también para no perdernos en una cuestión de un secuestro así se trate de una persona conocida nacionalmente”.
Fernández de Cevallos insistió en declararse tranquilo. Sostuvo que si hubiera perdido la vida, no habría sido con deshonor. “Desde el primer momento en que fui capturado por un grupo amplio que sorpresivamente cayó sobre mí, yo sabía como creyente que tenía que perdonar y perdoné, de ninguna manera guardo con rencor”.
Pidió al Estado mexicano no tomar su secuestro “como un caso de excepción donde pueda actuar de manera precipitada o violenta contra nadie. Quiero que sea un caso más, pero no el más importante, un caso que se atienda dentro del marco jurídico y con el mayor respeto a la dignidad humana de los mismos secuestradores”.
Reveló que estuvo enterado de acontecimientos que marcaron el 2010: el asesinato del candidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú; el homicidio de la activista Marisela Escobedo y la muerte del alcalde nuevoleonés Edelmiro Cavazos y otros hechos violentos.
“Supe cómo murieron muchos seres humanos de la forma más violenta. Yo sé que puedo ser noticia, que mueve y remueve el tema de mi secuestro y del crimen organizado. En este país sólo podremos tener paz y tranquilidad cuando valgan lo mismo las vidas de un candidato a la Presidencia, de [un] ex candidato, de un cura o un cardenal, de un soldado o un campesino, cuando todas las vidas humanas nos valgan lo mismo y se respeten igual, de ricos y pobres; ese día México será grande”, asentó el político panista.
El Jefe Diego señaló que fue liberado la madrugada del lunes, pero no dio más detalles. Insistió en que está fuerte, “echado para adelante”, y que seguirá su vida igual. Rechazó declararse víctima de un secuestro.