Noviembre 7, 2010 / ElChiltepin > Nacional

“Juanito” ahora quiere el Gobierno del DF

Ciudad de México a 07 de noviembre de 2010.- Su tarjeta de presentación ya no dice “luchador social”, su actividad ha sido sustituida por “Jefe delegacional en Iztapalapa”. Es Rafael Ponfilio Acosta Ángeles autonombrado y conocido como Juanito, quien en el año pasado por estas fechas se encontraba en el ojo del huracán tras una serie de escándalos en torno a su polémico triunfo en las urnas.

En noviembre de 2009, Rafael Acosta se disponía a participar en una obra de teatro en el Blanquita y preparaba su entrada a la delegación.

Con su característica banda tricolor en la cabeza, traje oscuro y corbata roja —mismo color de la que se quitó y pisoteó cuando rindió protesta como jefe delegacional ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y gritó ¡Muera el PR... D... PT!—, Juanito insiste en su versión: La mafia obradorista y el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, lo presionaron para dejar el cargo.

Se refiere a que pidió licencia definitiva para separarse del cargo, a fin de que la perredista Clara Brugada asumiera la titularidad en la demarcacción y así cumplir el guión delineado por Andrés Manuel López Obrador.

— ¿Te arrepientes de haber cedido a la presión que ejercieron sobre ti?

— “Sí me arrepiento porque la gente votó por mí, creyó en mí. Pero le digo al pueblo de Iztapalapa: No he renunciado, la mafia obradorista me ha atacado. Por la presión que me metieron, me sacaron de la delegación”.

Rechaza, como hace 12 meses, que lo hayan amenzado con el hecho de contar con dos actas de nacimiento, que pudiera significar un delito por falsificación de documentos. Juanito revela que la causa principal para coacionarlo fue el amago de secuestrar a sus hermanas durante 17 días.

“Lo tuve que callar ya que ellas corrían peligro”, justifica al preguntarle por qué no presentó una denuncia.

Para Rafael Acosta Ángeles los hechos ocurridos de junio hasta diciembre de 2009 se mantienen frescos.

Recuerda detalles, horas y lugares. Desde que ingresó a sus oficinas en la delegación Iztapalapa hasta su primera petición de separarse del cargo por 59 días, el 1 de octubre miutos después de rendir protesta. También cuando, asegura, fue sacado del edificio delegacional para llevarlo a la casa de Ebrard.

“Me sacaron, me llevaron a la Central de Abasto, donde estaba el helicóptero. Llegamos a la Zona Rosa y luego a la casa de Marcelo”.

De nuevo quiere ser candidato

A casi un año haber protagonizado uno de los momentos más álgidos de la política capitalina, Juanito dice sentirse orgulloso y afirma que no se ha retirado, incluso, ya planea su regreso.

“Sigo trabajando. Sigo viajando a nivel nacional, llevando gestión y apoyo a la gente. Me han recibido muy bien en los estados, en las centrales camioneras, hasta en los estadios la gente me recibe muy bien. Me dicen que siga adelante y no me deje de la mafia”.

Acosta Ángeles presume que ha visitado 22 estados de la República y que los viajes se los pagan. Él sigue con su paletería, de la cual es dueño, y sus cinco puestos en el tianguis.

Juanito comenta que “muchos empresarios y organizaciones” lo han buscado para apoyarlo. Afirma que viajó a Oaxaca para apoyar la candidatura a gobernador del priísta Eviel Pérez.

Además, afirma que fue invitado a la toma de posesión del gobernador electo en Hidalgo, Francisco Olvera, quien también fue nominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y que asumirá el poder en 2011.

Juanito ya no vive en la colonia Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa. Ahora renta un departamento en la Roma. Se mudó por razones de seguridad. “Pero voy tres veces a la semana a Iztapalapa para hacer gestión”, asegura.

Sobre Paseo de la Reforma —donde desfiló en varias ocasiones con su estatua—, las personas lo reconocen. Le piden tomarse fotografías con él. La mayoría lo reconoce, algunos le gritan “¡ridículo!” o tocan el claxon, pero no en signo de aprobación.

“Un 97% de la gente está conmigo”, estima. Sin embargo, reconoce que hay personas que le gritan traidor, incluso, lo agreden. Rompieron los vidrios de su casa en Iztapalapa, le han dado “codazos” cuando viaja en el Metro y lo insultan. Todo esto lo atribuye a los seguidores de la mafia obradorista.

La estatua de Juanito, esculpida por Bernardo Luis López, está en el Teatro Blanquita porque ahí se montó una obra, en la que el actor Pierre Angelo representa a Rafael Acosta.

Su idea de llevarlo a la explanada delegacional en Iztapalapa no se concretó ante la amenaza de que se la robaría “la mafia obradorista”.

Dice que ha participado en programas de televisión, telenovelas y hasta ha grabado comerciales en Canadá.

Su futuro en la política

—¿Por quién votarías, por López Obrador o Marcelo Ebrard?

“Por ninguno de los dos”, responde Acosta sin titubeos.

Juanito anuncia su regreso y dice que está en pláticas con varios partidos para retornar y buscar la jefatura de Gobierno del Distrito Federal.

A un año de distancia —luego de reunirse con el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y anunciar que solicitaría licencia en el cargo— Rafael Ponfilio Acosta Ángeles rechaza que haya sido un títere. “No fui el pelele de López Obrador”.

“Llevo seis balazos, dos infartos, una fractura, me operaron del riñón y me mataron a un hijo de 23 años, voy a seguir adelante”, dice.

34 años de lucha social

Afirma que militantes del PRD capitalino lo han buscado, aunque no revela sus nombres. Dice que le han pedido que se una para apoyar a Marcelo Ebrard. Incluso, dirigentes del PT también se han acercado.

“Traidores del pueblo. No apoyaré a ninguno de los dos”, insiste el ex jefe delegacional, quien sólo duró 13 días al frente de la delegación más poblada de la ciudad de México.

Su cargo inició el 27 de noviembre, dos días antes de que venciera el plazo de la primera licencia. Después, el 10 de diciembre, se ausentó de manera definitiva, pero después se arrepintió y recurrió hasta la Suprema Corte de Justicia para recuperar la titularidad de la demarcación, sin lograr conseguirlo.