Septiembre 24, 2010 / ElChiltepin > Nacional
En la sección La Palabra del Pastor de la edición 712 del Semanario, publicación con fecha de este próximo domingo 26 de septiembre, el arzobispo criticó al gobierno capitalino y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por ir contra la democracia.
"Esas leyes son dictatoriales, son contrarias a la democracia, denigran la representatividad de los gobernantes y de los legisladores, quienes no tienen poder absoluto, sino el que les da el pueblo al que representan, y no pueden legislar ni en contra de la Ley Natural ni en contra de la voluntad del pueblo, que desaprueba esas cosas. Hay encuestas que son conocidas públicamente, y ponen de manifiesto una dictadura de ese tamaño", puntualizó en el texto.
Para el purpurado, las decisiones del gobierno del Distrito Federal avaladas por la SCJN perjudican a todo el país.
"Es una serie de leyes inmorales, muy perjudiciales para el país, que si se ponen en práctica, dañarán sobremanera la vida de esta Nación y la institución del matrimonio", aseveró.
Enumeró las razones: "Lo primero que debo decir es que estas leyes son contrarias al orden natural, a la Ley Natural, que todos llevamos impresa en el corazón, y que está inscrita en la Naturaleza. Ésta nos enseña que los seres vivos corporales son sexuados; las plantas, los animales y el hombre son sexuados: sexo masculino y femenino, sexos que son complementarios y, además, que aportan vida, que son fecundos".
"En segundo lugar, se daña o se contradice a la Sagrada Escritura, a la fe cristiana compartida por la mayoría del pueblo de México. Por lo tanto, da como resultado (y esto es lo tercero), que esas leyes van en contra de la opinión de la mayoría; incluso, hubo encuestas referentes, por ejemplo, a la adopción de niños por parejas de homosexuales, y la mayoría de las personas dijo estar en desacuerdo", agregó".
Sandoval Iñiguez advirtió que el daño ya inició en la capital del país.
"El Distrito Federal tiene muchos millones de habitantes que han sido dañados con esas leyes. De hecho, están funcionando las clínicas para los abortos. Se presumen alrededor de 40 mil abortos que se han realizado, y la Suprema Corte legisla para toda la Nación, ¿Cómo es posible que unos cuantos individuos legislen para 110 millones de mexicanos sin tomarlos en cuenta, sin requerir la opinión de la mayoría de los mexicanos?", cuestionó.
Luego de la crítica, el cardenal hizo referencia a la muerte del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José de Jesús Gudiño Pelayo, el pasado 19 de septiembre.
"Vamos a pedir a Dios por el magistrado que murió, víctima de un infarto, en Londres, vacacionando con su familia. Ojalá que haya pasado a mejor vida. Eso sí, pasó a las manos de Dios para ser juzgado".
Y concluyó: "Quisiéramos que las leyes injustas se revirtieran; que pudiéramos reflexionar y echar marcha atrás en esas normas, como digo, dictatoriales, y que un pueblo que quiere la democracia no debe permitir".
Compara Sandoval Iñiguez a GDF con una dictadura
Guadalajara, Jalisco 24 de septiembre de 2010.- El cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, equiparó al gobierno del Distrito Federal con una dictadura por aprobar sin el consenso de las mayorías y contra la ley natural, el aborto, la píldora del día después, los matrimonios del mismo sexo y la posibilidad de que esas parejas adopten niños.En la sección La Palabra del Pastor de la edición 712 del Semanario, publicación con fecha de este próximo domingo 26 de septiembre, el arzobispo criticó al gobierno capitalino y a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por ir contra la democracia.
"Esas leyes son dictatoriales, son contrarias a la democracia, denigran la representatividad de los gobernantes y de los legisladores, quienes no tienen poder absoluto, sino el que les da el pueblo al que representan, y no pueden legislar ni en contra de la Ley Natural ni en contra de la voluntad del pueblo, que desaprueba esas cosas. Hay encuestas que son conocidas públicamente, y ponen de manifiesto una dictadura de ese tamaño", puntualizó en el texto.
Para el purpurado, las decisiones del gobierno del Distrito Federal avaladas por la SCJN perjudican a todo el país.
"Es una serie de leyes inmorales, muy perjudiciales para el país, que si se ponen en práctica, dañarán sobremanera la vida de esta Nación y la institución del matrimonio", aseveró.
Enumeró las razones: "Lo primero que debo decir es que estas leyes son contrarias al orden natural, a la Ley Natural, que todos llevamos impresa en el corazón, y que está inscrita en la Naturaleza. Ésta nos enseña que los seres vivos corporales son sexuados; las plantas, los animales y el hombre son sexuados: sexo masculino y femenino, sexos que son complementarios y, además, que aportan vida, que son fecundos".
"En segundo lugar, se daña o se contradice a la Sagrada Escritura, a la fe cristiana compartida por la mayoría del pueblo de México. Por lo tanto, da como resultado (y esto es lo tercero), que esas leyes van en contra de la opinión de la mayoría; incluso, hubo encuestas referentes, por ejemplo, a la adopción de niños por parejas de homosexuales, y la mayoría de las personas dijo estar en desacuerdo", agregó".
Sandoval Iñiguez advirtió que el daño ya inició en la capital del país.
"El Distrito Federal tiene muchos millones de habitantes que han sido dañados con esas leyes. De hecho, están funcionando las clínicas para los abortos. Se presumen alrededor de 40 mil abortos que se han realizado, y la Suprema Corte legisla para toda la Nación, ¿Cómo es posible que unos cuantos individuos legislen para 110 millones de mexicanos sin tomarlos en cuenta, sin requerir la opinión de la mayoría de los mexicanos?", cuestionó.
Luego de la crítica, el cardenal hizo referencia a la muerte del ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José de Jesús Gudiño Pelayo, el pasado 19 de septiembre.
"Vamos a pedir a Dios por el magistrado que murió, víctima de un infarto, en Londres, vacacionando con su familia. Ojalá que haya pasado a mejor vida. Eso sí, pasó a las manos de Dios para ser juzgado".
Y concluyó: "Quisiéramos que las leyes injustas se revirtieran; que pudiéramos reflexionar y echar marcha atrás en esas normas, como digo, dictatoriales, y que un pueblo que quiere la democracia no debe permitir".