Junio 22, 2013 / ElChiltepin > Futbol Internacional
Eliminado del torneo, el Tricolor derrotó 2-1 a Japón con una de las mejores exhibiciones del equipo en el año y en la que, por primera vez, Javier Hernández no fue tan héroe como sí un mero artífice del triunfo.
A pesar de ello, con su doblete el Chicharito se acercó más a la historia, ya con 35 goles en el Tri y a sólo 11 de convertirse en su mejor goleador de todos los tiempos.
Los mexicanos ofrecieron un partido que deberá significar un antes y un después, durante el cual todavía mostraron sus dos facetas, la ordenada que ronda con lo mezquino, y la libre que deriva en peligro y, al fin, en triunfos.
José Manuel de la Torre diseñó una alineación con mezcla de estelares y suplentes. Sin embargo, el triunfo no llegó por su enésima modificación sino por que la transformación radicó en el sistema y no en el once.
Adormilado durante el inicio del juego, México tuvo que despertar ante el vértigo japonés. Apenas al minuto 4, Guillermo Ochoa desvió con el pie un remate de Shinji Kagawa, la culminación de una jugada que nació en el medio campo sin que algún mexicano la tocara.
Esa inercia, la presión y dinámica con que los asiáticos asfixiaban al Tri, derivaron en un gol asiático, mal anulado por el árbitro asistente, quien tarde levantó la bandera como si sólo respondiera a los reclamos mexicanos.
Muy discreto, México comenzó a mejorar y a meter al rival en su propio campo. Cada vez con más signos de soltura, Andrés Guardado apareció en el área para reventar el poste con un cabezazo al 40’.
Comenzó el segundo tiempo y se hizo la luz y se esparcieron los nubarrones. Por primera vez en mucho tiempo, el equipo se quitó los amarres que tanto daño parece le han hecho.
En la contención quedó Gerardo Torrado como único pivote, mientras Jesús Zavala acompañó más al frente, con Chicharito, Giovani y Raúl Jiménez conformando una especie de tridente, apoyados sobre todo por Guardado.
El zurdo del Valencia pareció renacer con el centro que Hernández definió para el 1-0 al 53’, el cual caló hondo en el Mineirao, repleto de aficionados locales tan pendientes del Brasil-Italia como entregados en apoyo a los asiáticos.
Antes del gol, Jiménez estuvo a nada de anotar con un remate a quemarropa, además de que más tarde Dos Santos soltó un par de disparos de enorme peligro, uno de ellos en el poste.
Fue precisamente Giovani quien provocó el tiro de esquina que derivó en el 2-0 al 66’, cuando nuevamente el delantero del Manchester apareció de cabeza para rematar luego de que Hiram Mier peinara el centro.
Habiendo encontrado el camino que le permitía dejarse de problemas de contundencia, los verdes bajaron un poco las revoluciones, lo que derivó en un tiro al poste japonés y en el 2-1 de Shinji Okazake al 85’.
Con el partido plenamente abierto, el Chicharito se encontró con un penal que le atajó Kawashima, tras lo cual todavía reventó el travesaño para dejar el marcador en 2-1, con el cual México se despidió de la Confederaciones tras perder antes contra Italia y Brasil.
Se trataba de cerrar el torneo con decoro, de ganar por orgullo para disputar con menos presión la Copa Oro y reanudar así el Hexagonal. Extremista por naturaleza y ofensivo por vocación, el equipo mexicano ahora hasta volvió a abrir la puerta de la ilusión.
Mexico 2 - 1 Japon, Mexico gana el de la honra
Tarde en la Confederaciones pero todavía a tiempo para levantar la nave en la eliminatoria mundialista, la Selección Mexicana se soltó los amarres y pareció revelarse ante su propia historia bajo la era del “Chepo”.Eliminado del torneo, el Tricolor derrotó 2-1 a Japón con una de las mejores exhibiciones del equipo en el año y en la que, por primera vez, Javier Hernández no fue tan héroe como sí un mero artífice del triunfo.
A pesar de ello, con su doblete el Chicharito se acercó más a la historia, ya con 35 goles en el Tri y a sólo 11 de convertirse en su mejor goleador de todos los tiempos.
Los mexicanos ofrecieron un partido que deberá significar un antes y un después, durante el cual todavía mostraron sus dos facetas, la ordenada que ronda con lo mezquino, y la libre que deriva en peligro y, al fin, en triunfos.
José Manuel de la Torre diseñó una alineación con mezcla de estelares y suplentes. Sin embargo, el triunfo no llegó por su enésima modificación sino por que la transformación radicó en el sistema y no en el once.
Adormilado durante el inicio del juego, México tuvo que despertar ante el vértigo japonés. Apenas al minuto 4, Guillermo Ochoa desvió con el pie un remate de Shinji Kagawa, la culminación de una jugada que nació en el medio campo sin que algún mexicano la tocara.
Esa inercia, la presión y dinámica con que los asiáticos asfixiaban al Tri, derivaron en un gol asiático, mal anulado por el árbitro asistente, quien tarde levantó la bandera como si sólo respondiera a los reclamos mexicanos.
Muy discreto, México comenzó a mejorar y a meter al rival en su propio campo. Cada vez con más signos de soltura, Andrés Guardado apareció en el área para reventar el poste con un cabezazo al 40’.
Comenzó el segundo tiempo y se hizo la luz y se esparcieron los nubarrones. Por primera vez en mucho tiempo, el equipo se quitó los amarres que tanto daño parece le han hecho.
En la contención quedó Gerardo Torrado como único pivote, mientras Jesús Zavala acompañó más al frente, con Chicharito, Giovani y Raúl Jiménez conformando una especie de tridente, apoyados sobre todo por Guardado.
El zurdo del Valencia pareció renacer con el centro que Hernández definió para el 1-0 al 53’, el cual caló hondo en el Mineirao, repleto de aficionados locales tan pendientes del Brasil-Italia como entregados en apoyo a los asiáticos.
Antes del gol, Jiménez estuvo a nada de anotar con un remate a quemarropa, además de que más tarde Dos Santos soltó un par de disparos de enorme peligro, uno de ellos en el poste.
Fue precisamente Giovani quien provocó el tiro de esquina que derivó en el 2-0 al 66’, cuando nuevamente el delantero del Manchester apareció de cabeza para rematar luego de que Hiram Mier peinara el centro.
Habiendo encontrado el camino que le permitía dejarse de problemas de contundencia, los verdes bajaron un poco las revoluciones, lo que derivó en un tiro al poste japonés y en el 2-1 de Shinji Okazake al 85’.
Con el partido plenamente abierto, el Chicharito se encontró con un penal que le atajó Kawashima, tras lo cual todavía reventó el travesaño para dejar el marcador en 2-1, con el cual México se despidió de la Confederaciones tras perder antes contra Italia y Brasil.
Se trataba de cerrar el torneo con decoro, de ganar por orgullo para disputar con menos presión la Copa Oro y reanudar así el Hexagonal. Extremista por naturaleza y ofensivo por vocación, el equipo mexicano ahora hasta volvió a abrir la puerta de la ilusión.