Amigo Alfredo –excuso llamarte “Chiltepín” porque no eres irritable como este famoso picante sonorense, sino reflexivo y analítico–, este día no escribiré sobre el “arte del engaño y de la adulación”, como han llamado a la política, sino a otro arte: el de su majestad el boxeo.

Arte que en largas pláticas desde aquella inolvidable redacción de El Independiente sosteníamos, cuando aún sin saberlo estábamos contemplando a los últimos grandes de este drama llamado boxeo.

Desfilan por la memoria el muy bien llamado “César del boxeo”, Julio César Chávez, amo y señor de cómo se “encierra” a un contrincante contra las cuerdas. Y cómo olvidar aquella terrible pelea contra Meldrick Taylor, definida por el sonorense hasta el asalto número 12 con golpe brutal a la quijada del estadunidense, cuando el “nuestro” sentía rondar la muerte sobre su humanidad brutalmente golpeada aquella noche.

Hoy, por desgracia y en busca del famoso “rating”, quien fuera tan enorme atleta en los encordados es una caricatura grotesca con micrófono en mano transmitiendo combates para una cadena televisiva.

Brillaban también el panameño Roberto “Manos de Piedra” Durán, el puertorriqueño Wilfredo Gómez, menos olvidar al malogrado y enorme Salvador Sánchez; en fin, la lista es larga y sería injusto seguir enumerando a más para no pecar en la traición del olvido.

Nada que ver con el gris y mediocre tapatío Saúl “Canelo” Álvarez y, menos aún, con el otro inservible Julio César Chávez Jr. La verdad es que a ambos, en la misma noche, el inolvidable y poderoso empalmense –parecía escultura de palo fierro–Marcos Geraldo, los hubiera puesto “pintos” en la misma noche.

Basta tan sólo recordar que este sonorense combatió fragorosamente en contra de dos auténticas leyendas del boxeo como fueron nada menos que Sugar Ray Leonard y Marvin Hagler, campeones mundiales en su momento de la división media. Boxeadores y no payasos. Incluso para darse una idea de qué clase de pelea dio contra Marcos Geraldo, Leonard sufrió desprendimiento de retina que a la postre, lo retirara de los cuadriláteros.

Dirás ¿a dónde va éste? Te lo diré: dos “matalotes” acaparan hoy en día la atención de los medios y por supuesto de las casas de apuestas: Floyd Mayweather y el irlandés Connor McGregor, el primero, dueño de una portentosa cintura y el segundo con poderosos puños con anestesia.

Además, y este es el verdadero motivo del regreso del “Money”, lo trae “lázaro” el fisco gringo y le urge dinero fresco para ponerse al día, así que ni quejarnos por el adeudo del predial y otros que traigamos a cuestas con nuestro gobierno federal, estatal y municipal.

Bueno, no es otro el motivo de esta modesta colaboración decir que al igual que tú siguen creciendo en el recuerdo figuras inmensas como Sugar Ray Robinson, Jack La Motta, Carmen Basilio, Joe Frazier, George Foreman y, un largo etcétera de boxeadores de verdad.

Para qué hablar del mejor de todos, “el más grande” Cassius Marcelus Clay, o si lo quieres Muhammad Alí. Era un poema sobre el cuadrilátero, enfundado en hermosa bata roja, rematada en zapatillas del mismo color.