El Monterrey Tricampeón de CONCACAF y regresa al Mundial de clubes
Existen historias que ni el mejor de los guiones de Hollywood pueden igualar. Rayados, en su casa, pero contra la pared, sacó todo lo que se tiene que poner en una Final para mantenerse en la cima de la Confederación, en una espectacular voltereta de 4-2 ante el equipo del Santos.
Fue una noche no apta para cardiacos, donde Santos ganaba 2-0 con la ventaja del gol de visita, pero Rayados sacó tres goles en los últimos nueve minutos que hicieron estremecer el Tec, sus alrededores, y todo el Norte del país.
La Pandilla no dejó nada para mañana. Perdiendo con dos buenos tantos de los Guerreros, sacó el alma como si no tuviera Liga el Fin de semana, dejando en vilo al conjunto de La Comarca, que se vio borrado del campo por un torbellino azul y blanco.
El resultado extiende a Monterrey en su reinado en CONCACAF, histórico en un inédito tricampeonato con el nuevo formato, y le da un tercer boleto consecutivo para el Mundial de Clubes, que ahora tendrá por sede el país de Marruecos en el mes de diciembre.
En lo particular, el resultado ratifica a La Pandilla como el club más ganador del Norte del país, ahora presumiendo siete estrellas en su escudo, tres de ellas en el plano internacional.
Era una noche con un marco inmejorable para saludar a un campeón, con un Estadio Tecnológico lleno, con enorme mayoría a favor de los regios.
Tres el 0-0 de la Ida, Rayados necesitaba ganar por cualquier marcador, mientras que a Santos le bastaba un empate con goles, dado el criterio del gol de visitante.
Fue así que Monterrey salió al frente buscando la ventaja, pero Santos apareció inteligente, cazando su objetivo, de poner con un gol a temblar al de casa.
Fue así que tras varios avisos en ambos marcos, el cuadro Guerrero encontró el 1-0 al 38’, en un centro de Iván Estrada por la derecha, Jonathan Orozco rechazó, y Gerardo Lugo, de frente al marco, simplemente puso un toquecito para Darwin Quintero, quien empujó la pelota en el área chica.
El gol caló hondo en el ambiente del Tec, que siguió con su cántico, pero más como un lamento.
Monterrey salió al complemento con un cambio en su alineación, al sacar a Edgar Solís por Luis Madrigal. El mensaje era claro: se requerían goles, y el tiempo apremiaba.
Pero Santos estaba en la línea que requería, y al 50’ encontró el 2-0 vía Felipe Baloy, en un tiro de esquina por la derecha que cobró Osmar Mares, y que le dejó medio gol al panameño, traído a México por el Monterrey.
El ánimo caía. La Fiesta se iba a La Comarca Lagunera. El 2-0 coronaba a Santos, y en el patio más deseado por los laguneros. Pero nadie se iba del Tec, y menos viendo que Rayados apareció rabioso en el campo, dispuesto a vender caro su reinado.
Vucetich se jugó todo sacando a Basanta para poner a Severo Meza, mandándolo como fuelle para defender y atacar sin dejar hueco.
Y comenzó lo inesperado.
Al 60’ Suazo proyectó a Corona a la punta derecha, y el canterano metió un centro bravo que no atinó a tocar Madrigal, pero de atrás apareció De Nigris con toda la determinación para poner un zurdazo sobre la carrera, implacable, abajo, para vencer a Oswaldo en el 2-1 que aún no dictaba nada.
Caixinha fue a lo seguro, y sacó a Cárdenas, Darwin y Lugo, para poner a Hérculez, Crosas y Cejas, en lo que parecía el amarre definitivo.
Vucetich envió a Cardozo por Chávez, y era todo por el todo.
Al 83’ comenzó la vorágine. En un tiro de esquina de Suazo por la izquierda, la zaga santista rechazó, y de atrás Cardozo pateó angulado para poner el 2-2 que ahora sí hizo desbordarse a la tribuna en pos de la esperanza.
Era el momento que Santos ya no veía la pelota, y al 87’ Suazo inició el gol de la locura, cobrando un tiro libre frontal, a donde llegó Aldo de Nigris para poner el 3-2, que se festejó con todo y puso a temblar el inmueble.
Santos estaba herido. Tan pronto se reanudó el partido saltó con todo en busca de un gol que le devolviera la Copa, comenzando a meter balones frontales en pos del milagro.
Pero el momento era rayado, y al 91’ Zavala robó en medio campo, y tras tomar mal parada a la zaga enfiló solo al área, encaró a Oswaldo y tocó sobre la salida para Suazo, quien simplemente empujó el 4-2 poniendo el pandemonio en el lugar.
El duelo aún se reanudó, pero ya el estadio presionaba por el silbatazo que firmara la obra, el cual llegó al 93’, y Marco Rodríguez dio pie a una de las más grandes fiestas que se hayan visto en el Tec, en una hazaña que por sí misma valió el mote de Rey.
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