,
Lunes, 25 de Noviembre de 2024
Octubre 29, 2013 > Al Bat

Pioneros latinos y afroamericanos

Por Jesús Alberto Rubio

Los Boston Red Sox tienen todo a su favor para conquistar en su Fenway Park el banderín otoñal; pero, Michael Wacha  pudiera enviar al séptimo decisivo a Cardenales. Por mientras que si sí o si no, el novato enfrentará este miércoles de enfrente a John Lackey en lo que puede ser un duelo de mírame y no me toques como el de este lunes.

 

Ok.

 

Cuando menos, nos vamos al sexto juego y eso ya es ganancia.

 

Mire:

 

Los colegas de Televisa destacaron esta tarde –refrescaron la grata memoria– que Horacio Piña fue el primer mexicano en ser parte de un equipo ganador en Serie Mundial, lo cual así ocurrió cuando en 1973 fue estelar relevo de los Atléticos de Oakland que vencieron en siete a los Mets de Nueva Yok.

 

Sabemos que esta vez no tenemos  mexicano alguno en el terreno de las acciones, pero, lo invito a que, a propósito de pioneros mexicanos y latinos e incluso afroamericanos, vayamos a  los siguientes antecedentes:

 

El primer pelotero latinoamericano que asistió a una Serie Mundial fue el cubano Adolfo Luque (Rojos de Cincinnati) y su debut se produjo como relevista el 3 de octubre de 1919.

 

Además, fue el primer lanzador no nacido en los EU que registró  una victoria en Series Mundiales cuando como relevista en el clásico de 1933, con los Gigantes de Nueva York, derrotó 4-3 a los Senadores de Washington. Eso ocurrió el 6 de octubre para que su equipo conquistara el cetro en siete juegos. Luque había cumplido entonces los 43 años de edad.

 

Por su parte, el jarocho Beto Ávila pasó a la historia como el primer mexicano en una Serie Mundial al ser parte de los Indios de Cleveland en 1954, yéndose de 15-2 para un promedio de .133 milésimas, clásico en el que su equipo fue barrido por los entonces Gigantes de Nueva York.

 

El 30 de septiembre de 1947, Jackie Robinson y Dan Bankhead fueron los primeros afroamericanos en aparecer en una Serie Mundial. Jugaron con los Brooklyn Dodgers ante los Yankees de Nueva York que ganaron en siete.

 

Larry Doby: Fue el primer negro en disparar un jonrón en una Serie Mundial (9 de octubre de 1948, cuarto juego frente a Johnny Sain de los Bravos de Boston). Ese año, él y Satchel Paige fueron los primeros negros en ganar una Serie Mundial.

 

Joseph "Joe" Black, lanzador derecho de los Dodgers de Brooklyn, fue  el primer lanzador negro en ganar un juego de Serie Mundial (1 de octubre de 1952). Venció en el primero de la justa otoñal 4-2 a los Yankees. Black tuvo dos salidas más en la serie compilando una marca de 2.54 de efectividad. Los Mulos fueron campeones mundiales en seis juegos.

 

1993: En el cuarto juego de la Serie Mundial en el Veteran Stadium, Charlie Williams se convirtió en el primer umpire principal negro en trabajar en el clásico de octubre. Ese partido es memorable ya que fue todo un maratón entre Filadelfia y Toronto, ganado por los Azulejos 15-14 con 4 horas y 14 minutos de juego.

 

1992: Cito Gastón, de los Toronto Blue Jays, hizo historia al ser el primer manager afroamericano en ganar una Serie Mundial  (A los Bravos de Atlanta)y un año más tarde pasó a ser el primero en conseguirla dos veces seguidas (A Filis).

 

Roberto Clemente fue el primer boricua en ganar el premio Jugador Más Valioso del clásico, cuando bateó para .414 con los Piratas de Pittsburgh, en la serie de 1971 contra los Orioles de Baltimore.

 

Tal vez, la actuación más imponente de un latino en una Serie Mundial la consiguió en 2011 el dominicano Albert Pujols, de los Cardenales de San Luis, en el tercer juego frente a los Rangers de Texas, al ligar tres jonrones y empujar seis carreras.

 

Fue apenas el tercer juego de tres jonrones en la historia de la Serie Mundial, emulando a Babe Ruth (Yankees - cuarto juego de 1926 y de 1928) y Reggie Jackson (Yankees -sexto juego de 1977), mientras que con sus seis carreras producidas en un partido igualó la marca que ahora comparte con Bobby Richardson (Yankees-1960) e Hideki Matsui (Yankees-2009).

 

Y así como ellos, todos pioneros  en series otoñales, ¡cuántos más!

 

Juan Emilio Batista Cruz:

 

Querido amigo, Jesús, no soy de los que “recoge el cordel” ante otros criterios sobre un tema del que he ofrecido mi punto de vista, pero debo reconocer que son muy sabias las palabras de mi amigo y colega, Luis Eloy Ramírez, desde la Venezuela bolivariana.

 

Sigo convencido de que no se puede ensañarse sobre los considerados defectos de un pelotero que respira talento por todos los poros, como es el caso de Yasiel Puig.

 

Yasiel es un jugador extremadamente joven y muestra una lógica inmadurez, la misma que se le señaló en más de una oportunidad cuando su aparición en la pelota cubana, desde la categoría infantil, pasando por las de cadete y juvenil, hasta explotar virtualmente en nuestra Serie Nacional con el equipo de los elefantes de Cienfuegos.

 

Su carácter temperamental y  explosividad, a veces excesiva, es preciso que la controle para garantizar el futuro brillante que sus facultades le auguran en la Gran Carpa.

 

Ahora bien, no es con acoso y exceso de críticas que se puede ayudar a Puig a resolver los problemas de su personalidad. El trabajo de quien sea el mánager y los entrenadores del equipo donde él milite y, especialmente, del sicólogo, serán determinantes para que este excelente pelotero, cubano, latino, pueda desplegar, sin sombras, todo el extraordinario potencial que posee.

 

Puedo estar equivocado, pero el triunfo absoluto de Yasiel Puig depende en mayor medida de él mismo, más el tratamiento de compañeros de equipo, colectivos de dirección, aficionados y nosotros, sí, los periodistas que escribimos sobre béisbol, debemos desempeñar un papel de mucho peso en el empeño de evitar que se pierda, como en los casos mencionados por Luis Eloy, lo que todos esperamos que sea una brillante carrera en el circuito de más calidad del deporte de las bolas y los strikes en el mundo. Así pienso. Un abrazo.

 

Más en la REMEHIBE de “El Cardenal Rodríguez, con el tema: La teoría de que el béisbol está muriendo es un mito total: