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Lunes, 25 de Noviembre de 2024
Febrero 27, 2022 > Estrategia y Soluciones

Seguridad: Las cabañuelas 2022.

Por Victor G. Felix Felix
Con la actualización al corte de enero de 2022 de la Incidencia Delictiva por parte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se puede apreciar el comportamiento de los delitos; para Sonora, al menos cuatro puntos de inflexión: 
 
• Con los 159 Homicidios Dolosos, enero de 2022se establece como el inicio de año más violento en Sonora desde que se lleva estadística de lasvíctimas del delito.
 
• Con los 2,419 delitos contenidos en Carpetas de Investigación de la Fiscalía General de Justicia del Estado, se aprecia una baja de los delitos denunciados.
 
• Con la cuarta ola de la pandemia (OMICRON), que después de las fiestas de fin de año, mantuvo a la población en las tres primeras semanas del año en confinamiento por el alza de contagio, aparece un factor endógeno que afecta el registro de la incidencia delictiva.
 
• Con el incremento del confinamiento sanitario, los delitos intramuros, como por ejemplo la violencia intrafamiliar disparó las llamadas de auxilio, más sin embargo la cantidad de llamadas al 911 se encuentra muy lejano del número de denuncias presentadas ante la Fiscalía.  

El mensaje de las estadísticasde incidencia delictiva no deben dejarse pasar, no hay forma de ser complacientes, ya que los crímenes violentos, aunado a las incursiones de la delincuencia organizada en diversas comunidades del estado, impactan la percepción social y con ello la decisión de las personas, ya que a mayor violencia, a mayor criminalidad, las denuncias son menos; nadie en su sano juicio va a incrementar el riesgo que percibe o vive para sí o su familia.

Sin duda, es un buen esfuerzo, los trabajos de largo aliento en recuperación del tejido social, eso avanza con la siembra de la semilla de valores familiares, sociales, comunitarios, junto a contenidos en las currículas educativas de ética, civismo, cultura, así como la recuperación de espacios en los barrios y colonias con mejores servicios públicos, alumbrado, parques, organización de actividades lúdicas y muestras de ejemplos sociales de jóvenes, que con esfuerzo han alcanzado el éxito, sin olvidar que todo esto debe estar focalizado a las zonas generadoras de violencia.

Ahora bien, haciendo la correlación que nuestros abuelos hacía del clima en enero para pronosticar como se comportaría en el año, “Las cabañuelas de enero”; podemos decir que los eventos de enero nos dejan una clara visión de lo que viene y por ende también una oportunidad para prepararnos en caso de tormentas y aquí, veamos cómo prepararnos ante la violencia criminal:

El Gobernador Alfonso Durazo ha hecho hincapié en acudir a las causas de la violencia y eso es genial, es un compromiso de largo aliento y una visión de futuro que debe acompañarse con una operación en el presente y para ello es necesario dejar de ver a la violencia como una consecuencia de las actividades criminales.

Sí, ha leído bien: dejar de ver a la violencia como consecuencia de las actividades criminales!!!
 
Ya que tenemos que ver a la violencia criminal, sea la de violencia intrafamiliar o la de la delincuencia organizada como causa y consecuencia de los componentes estructurales del Estado en seguridad y procuración de justicia.

El problema no es el crimen organizado sino las condiciones en seguridad pública y procuración de justicia que permiten que la delincuencia amplifique la violencia hasta los niveles que lamentablemente estamos viendo.  

El número de homicidios dolosos, si bien es cierto es el más alto en Sonora en todos los tiempos, nos habla que la violencia es generada por un número reducido de personas y que ésta se concentra en personas y grupos específicos, que pueden ser identificados; hasta hoy, la mayor parte de la violencia criminal que se ha desatado es un conflicto entre sus grupos, volviéndose así ellos mismos victimarios o víctimas, generando incertidumbre por la inestabilidad social que provocan y miedo en la comunidad por el rompimiento de la paz social cuando incursionan despiadadamente en una población, creando zozobra en todos sus habitantes.

Si la barda de contención de la seguridad y procuración de justicia es cada vez más baja, cada vez más jugadores se verán tentados u obligados a brincarla, con lo que los delitos no sólo serán más frecuentes, sino más violentos, más descarados.

El homicidio doloso es genuinamente el delito que representa a la violencia social y si la población sigue percibiendo impunidad, el costo será cada vez más alto, estaremos en riegos todo y todos. Incluso mayormente los políticos y personal que aplica la ley, ya que el mensaje que se recibe es que no hay un compromiso del gobierno en castigar a quienes delinquen.

Una debilidad de las instituciones de gobierno inducida por la inseguridad, provoca también que ésta pueda ser intervenida, no sólo por los delincuentes que intentarán controlar o su defecto sustituir a los actores gubernamentales, sino por otras autoridades, incluso extranjeras, no olvidemos que la inseguridad pública, la delincuencia organizada, la migración ilegal desde nuestro país hacia Estados Unidos, hace que se empiecen a escuchar voces, que reclaman como un tema de seguridad nacional lo que en nuestro territorio lamentablemente pasa.

Lo que hoy estamos viendo en acciones de los criminales, nos hace constatar que la ficción en buena parte de nuestro territorio se ha convertido en una amarga realidad. La percepción de inseguridad se ha vuelto una certeza de impunidad.

Los delitos de alto impacto, como lo son el homicidio doloso y aquellos vinculados con la delincuencia organizada que atentan contra la vida y la integridad de las personas, requieren de un modelo de actuación que visualice a la violencia como una consecuencia del enfoque gubernamental de los puntos calientes, la dinámica de los actores, sus grupos, comunicaciones y víctimas para desde allí desplegar fuerza disuasiva: detenciones y cateos, la presencia policial compulsiva en el territorio como una reacción a un hecho criminal, sólo agravará la percepción ciudadana de nulos resultados.

Para que el mensaje sea potente van juntas la fuerza disuasiva y la fuerza social gubernamental, lo escribí líneas arriba, hay un enfoque hacia las recuperación del tejido social; pero ese esfuerzo puede quedar corto, si no se garantiza el estado de derecho y para lograrlo hay que aplicar la ley, abatir la impunidad con una política criminal, donde la acción del Estado, no sólo se encamina a prevenir el delito con acciones de seguimiento de hechos de interés policial, sino que combate la actividad delictiva en tiempo y espacio específico para lograr el control del crimen, la justicia y paz social.

Vivir sin violencia también es un Derecho Humano.

Estrategia y Soluciones
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Del Autor: Administrador Público especializado en Desarrollo de Capacidades Institucionales, Mejores Prácticas en Seguridad y Justicia, Táctica Gubernamental. Director en Jefe de Operaciones de Asesores  en Estrategia y Soluciones.