Meterse el pie, meter la pata
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador desaprovechó valiosos meses para equipar al sistema de salud y ahora muchos mexicanos están sufriendo las consecuencias en hospitales que no tienen la infraestructura adecuada para hacerle frente a la COVID-19.
Se metió el pie a sí mismo.
El año pasado, el gobierno federal tuvo 20 mil 115 millones de pesos para invertirlos únicamente en salud, en todo lo que ello implicaba: construir hospitales, equiparlos, contratar personal, comprar medicinas, etcétera.
“Se va a fortalecer el sistema de salud pública”, dijo el presidente en julio, y prometió mejorar las instalaciones de salud.
Pero 2019 acabó. Los datos de Hacienda revelaron que la inversión física en salud fue cercana a los 7 mil 844 millones de pesos, lo que representó un subejercicio de 61 por ciento y una caída de 52.2 por ciento en términos reales frente a lo ejercido en 2018.
O sea, México ya venía padeciendo un periodo de desatención sanitaria que se agravó con la llegada de López Obrador al gobierno.
Se perdió una oportunidad de oro durante 2019. A finales de ese año, el coronavirus comenzó a encender las alarmas en todo el mundo, pero paradójicamente en México no. Llegaron enero, febrero y marzo y los gobiernos de Asia y Europa –y Estados Unidos, en América– percibían los estragos. Pero México seguía como si nada.
“Salgan a comer, sigan su vida normal”, dijo el 23 de marzo el presidente en un insólito video desde alguna fonda oaxaqueña. Para entonces ya había contagios en México, el primero fue el 28 de febrero.
Lo que el presidente no vio es que la situación estaba descomponiéndose rápidamente en México, a causa de la nueva enfermedad. Ni la Secretaría de Salud, ni Hacienda, ni las Fuerzas Armadas estaban preparadas para lo que se nos venía encima. Si lo contextualizamos en un refrán, diríamos que México no puso las barbas a remojar.
Fue a finales de marzo, apenas, cuando el gobierno mexicano empezó a preocuparse porque en los hospitales no había ventiladores mecánicos disponibles y los que había estaban descompuestos, les faltaba mantenimiento o simplemente ya estaban obsoletos. En los hospitales, esos aparatos son lo más importante y México no tenía suficientes. Para el 30 de marzo, ya en la fase 2 de la pandemia, el gobierno empezó a otorgar los primeros contratos para la compra de ventiladores, mediante procesos desaseados, con marcas de corrupción.
De cómo el gobierno se gastó en 45 días más de 2,000 millones de pesos para hacer compras de pánico de ventiladores, les hablaré en la próxima entrega.
Ahora, lo que quiero es destacar cómo la falta de preparación del gobierno federal tiene a México en una situación compleja. La advertencia venía desde China desde diciembre de 2019, pero nadie le puso atención. Las consecuencias están a la vista y los hospitales comienzan a saturarse, principalmente en la Ciudad de México, la más golpeada por el virus.
El gobierno de López Obrador no sólo se metió el pie, sino que metió la pata.
Hoy las cifras nos hablan del grave riesgo que se corre en México con 68 mil 620 casos confirmados y 7 mil 394 defunciones, según datos de la Secretaría de Salud hasta el domingo 24 de mayo. Estamos en la etapa de propagación máxima y cada error que se cometa desde el gobierno seguirá costando muy caro.
* Javier Quintero es periodista, con 19 años de experiencia en medios. Ha trabajado en varios medios como reportero, editor y director. Twitter: @quintero_javier