Juilas pa’lsix…
Se abrieron las puertas de los chutes que están por todos los tastes de Sonora. Los caballerangos acicalan los briosos animales que compiten en la parejera; ahí están las chirusas haciéndole el juego al retador que llegó de allende la capital y la chusma parecen yucuhuiris, le aplaude, -le gusta la alulada al bato-.¡Ya se los haiga sino!, les quitan “el bienestar”. Es un volantón el tal doctorcito y, un vitachi.
Pero el trote de los de acá pinta mejor. Briosos se ven el Richar y el Borrego, ambos son los ganones entre la plebada, por sencios y francos, son hombres de palabra.
El terregal empieza a levantarse, es una polvadera con la acarreada de los vuquis que apoyan a unos y otros, los traen en trocadas; son un titupuchal.
Así andan campeando desde la costa a la sierra, de norte a sur.
El Cimarrón se ve más juerte, conoce bien el terreno. Usa livais y camisa a cuadros, sombrero tejano, y botas picudas, como los paisas de’aca; sabe montar con chaparreras y sin fuete.
El Richar es más de la ciudad, más urbano pero, ihual, conoce la región, i’ora recorrió los pueblos, y le gusto.
El Poncho, el de Bavispe, que un día se jue a la capital, regreso 50 años después, bien ajuarado con su camisa Polo y su sombrero blanco, como los paisas de Veracruz, zapatos mocasín, pantalón “volador” de casimir, obviamente de marca; creo que no sabe montar un zaino; mucho menos jaripear. Eso sí, birriondo el mushasho.
Pero bueno, todos tienen derecho a rejuntarse y competir.
Para los sonorenses sencios, la palabra vale más que un documento de esos que les da por firman ante el escribano notario, y presumir que son honestos –son tiempos de campaña-.
Pero eso lo sabe la prole, los vuquis y las mushashas; y, también saben que, son tiempos de tatahuilas, de sacar el zoquete, la cuacha. Ya lo mirojeamos en eso que llaman benditas redes sociales. La raza se calienta como si ellos los conocieran y fueran sus amigos.
Por eso, mejor espero aquí, que pase el tiempo, escuchando la cantadera, y el día 6 de junio ir a votar por mi candidato, ese que el gentío ya decidió desde ahorita…El Cimarrón, ósea, el Borrego: porque tiene palabra de hombre, de sonorense de pura cepa.
¡Usha el gentío! ya los miro el día 6, unas alegatas en el lugar de las urnas; pero eso sí, bien vigilados por la Guardia Nacional y los servidores de la nación (ósea, los hijos putativos de Mussolini; mascotas les dijo el señor López).
Ya guasho al Poncho bien carrascaloso con su cañuela lista para prender un polvorín; hecho un vinagrillo después de los resultados: se baja el cero y no toca.
Pero mejor le paro a’i…Y eso que no soy zaurino, pero la Polveada me lo platico mientras comíamos un plato de frijoles enteros con quelites y queso del rancho, chiliverde tatemado y chiltepín y, pa’empujar, un cafesito colado, de talega pues, pa’apergoyarjuerzas para el bochinche con el Borrego…¡¡¡SARAVAH!!!