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Martes, 14 de Enero de 2025
Febrero 26, 2018 > Rastrillando

Simposios de Historia hoy…

Por Mario Munguia

Fue una semana aparentemente tranquila, los candidatos “cumplen” con la Ley que los protege a ser elegidos el próximo 1 de julio, por eso no se les vio –escucho- en la radio, ni en reuniones proselitistas. Los diputados locales, ya presentaron su agenta para los próximos pocos días de sesiones. Y, la gobernadora sigue trabajando para los sonorenses.

 

Sonora esta en Paz.

 

Por eso, el rector de la Universidad de Sonora, el doctor Enrique Fernando Velázquez Contreras, anda realizando turismo académico por las Europas: Ginebra, Suiza; Sicilia, Italia; Provincia de Barcelona, España y, no sé dónde más.

 

Pero antes de cruzar el océano Atlántico, estuvo en la Universidad Católica de Pereira, en Colombia, donde le dieron la bendición;  en todos estos países, “formalizaron  convenios de colaboración e intercambio institucional para la realización de proyectos académicos y de investigación de manera conjunta” –decían los boletines-. Siempre acompañado de su fiel escudero, mi compadre Felipe Medina.

 

Por esa razón, no pudo estar en la inauguración y clausura del Simposio de Historia que organiza la escuela de Historia de la UNISON. El Simposio de Historia y Antropología en su edición internacional (?) participaron también como co-organizadores: El Colegio de Sonora, el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD), la Red de Estudios Históricos del Norte de México, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (Centro INAH-Sonora) y la Sociedad Sonorense de Historia.

 

Pregunto: ¿Qué pasa con los simposios de historia hoy?

 

Me contesto: Falta de difusión de parte de los organizadores; falta de motivación a los estudiantes universitarios en general y sobre todo a los de Historia; falta de coordinación entre la escuela de Historia y la directiva del departamento de Sociales (de donde depende la escuela de Historia); falta de interés de las autoridades educativas del Estado y las universidades existentes.

 

En los últimos 4 o 5 simposios, hemos visto que “el simposio” se ha transformado en el club de Toby y sus muy cercanos amigos, donde solo esperan lisonjas a sus ponencias. Ya no hay debate, ya no hay participación ciudadana –palabra de moda-.

 

El tema de este recién terminado Simposio fue: “Procesos electorales, movimientos cívicos y participación popular. A cincuenta años del ’68”. En sí, estuvo acorde al  momento actual, pero, vuelvo a preguntar: ¿Qué paso? La historia se repite.

 

En el 2006, el XXXI Simposio de Historia y Antropología de Sonora de la Universidad de Sonora  el tema fue: “Revueltas, rebeliones y movimientos sociales”. Mismos actores, mismas anécdotas y, sigue faltando la otra parte de la historia: los MICOS.

 

No sé como estuvieron las ponencias por las tardes, pero sí sé como estuvieron por las mañanas, se perdió el “objeto de estudio” y solo se leyeron anécdotas personales sin rigor científico. Nula asistencia, no más de 5 estudiantes, 3 ciudadanos –incluyome yo- y, el resto eran el staff organizador.

 

Y los maestros universitarios que participaron en el ’67, y Amelia Iruretagoyena Quiroz, actual directora de la División de Ciencias Sociales y activista de los ‘70s, y los políticos de izquierda –PAN,PRI, PANAL, MC, PT-, y los Micos, y los miembros de la Sociedad sonorense de Historia, y el Cronista de la ciudad donde están. Esta ya es pregunta sin interrogación.

 

Lo mismo sucedió con el simposio que organiza la Sociedad Sonorense de Historia en noviembre; nadie supo que había simposio.

 

Y ya que andamos muy “historiadores”, les recomiendo lean a Bertha Hernández, ella escribe en Crónica de hoy,  este fin de semana (2018-02-25)  aborda el tema “Intrigas en la Nueva España: los encomenderos y los hijos de Cortés aspiran al poder”. Cito parte del artículo:

 

“LA CONJURA DEL MARQUÉS DEL VALLE. A mediados del siglo XVI, los encomenderos inconformes eran, o bien, criollos, o bien, mestizos. Nacidos en estas tierras, comenzaban a sentir una natural molestia: su destino como colectividad no se resolvía allí mismo, sino que siempre estaba supeditado a las disposiciones de un monarca que estaba al otro lado del mar y al que no le había costado ningún esfuerzo hacerse de los vastos reinos americanos.

 

Estos orgullosos encomenderos tenían un defecto: a muchos de ellos, hijos de conquistadores, tampoco les había costado esfuerzo la encomienda de la que vivían. Se habían convertido en una clase haragana, que se limitaba a darse una buena vida con los beneficios de su herencia. Aunque les molestaba saber que con ellos las encomienda se extinguirían sin que la tercera generación ganase algo, no por ello moderaron su tren de vida”.

 

Cualquier parecido con la realidad actual es mera coincidencia.

 

Pero mejor a’i se las dejo. Esperamos en Dios que los organizadores y los hijos de Cortés recapaciten…¡¡¡ SARAVAH!!!

mtesota@gmail.com

@mariomunguia8